Jay y Sera miraron al adolescente. Sera se burló de él y dijo: “¿No es solo un collar de circón? Si tanto te gusta, te daré un montón más tarde”.
El joven la ignoró y continuó puliendo el collar hasta que estuvo como nuevo.
Sera miró la reluciente cadena y se sintió algo atónita. El collar había estado enterrado en el suelo durante tres años y aún podía brillar con un color tan radiante, lo que mostraba que en realidad era de gran valor.
El joven sostuvo el collar en su palma y de repente tiró de la mano de Jay. Lo puso en la palma de Jay y dijo: “Guárdalo por mí”
Jay se sorprendió un poco.
Sera miró al chico extraño con sospecha. “¿Hey, de dónde eres? ¿Cuál es tu nombre?”.
El chico la ignoró y se reclinó contra la silla de nuevo, cerrando los ojos para descansar.
Jay miró el collar de calavera en su mano, y su mirada pasó de la sospecha a la sorpresa cuando una voz extraña penetró inexplicablemente en su mente. “Angeline, no puedes morir. No permitiré que mueras. Dijiste que es