ANDROMACA
Cuando se pone en modo cavernícola, bravío como un toro desbocado me encanta, porque me gusta esa violencia que se gasta, ya que cuando se trata de mí, saca lo peor de si, demostrándome lo importante que soy para su vida.
Pero ahora, ahora no se y pese a que no me quita los ojos de encima, está lejos de mí y yo quiero…
—Elias Diamantis—es Christofer que se para a mi lado—¿qué hace aquí?
—Vino a saber de Anker—se le acerca a Bellanca—¿y tu amigo como esta?
—Le darán de alta, algunos huesos rotos, pero nada de importancia-
—Me alegra.
—Ten cuidado con ese hombre—dice alejándose cuando Stavros se aproxima—créeme ese hombre no es de fiar.
Elías no es del tipo de hombre que con su presencia de te buena espina, no se, destila algo que no logro captar, sin amargo el que Crhistofer diga eso y el que ambos se miren de mala manera es para tener en cuenta.
Se marcha cuando mis ojos se anclan a los de mi marido que se ve furioso y me entrega al niño.
—¿Qué quería ese hombre? —miro a mi