ANDROMACA
—Buenos días Athenea —es amable con ella—ambas a mi oficina.
Sigo de largo porque ni un bolso cargo, ambas ingresamos detrás de él mientras me doy un golpe moral, observando su trasero.
Tomamos asiento frente a él que se mantiene más serio que nunca, me sonrojo cuando el recuerdo viene a mi obligándome a juntar mis piernas por la sensación que se instala en mi intimidad.
El hombre descubre el punto exacto en mi cuerpo, y es como si prendiera la calefacción de momento.
—Necesito que se pongan en la tarea de buscar con urgencia diseñadores de joyería, la que tenemos es una maldita inepta y tenemos solo un mes para sacar esa colección, los eventos más importantes del mundo los tenemos encima de nuestro cuello y no poseemos nada innovador y cautivador para estas celebridades y demás famosos.
Tengo la candidata perfecta, sé que le encantarán los diseños.
—¿Que citas tengo para hoy Athenea?
No fija su mirada en mí.
—Señor tenemos varias citas, con tres importantes diseñadores, est