55.
Limpio mis lágrimas mientras veo cómo él sale de nuestra habitación. Tiene la barba más larga y desprolija. Mi vista se vuelve borrosa por las lágrimas, y siento cómo Tosha pasa su mano por mi espalda.
—Cosita, ¿estás llorando?
—No.
—Déjame ver tu cara, el propósito de una videollamada es que ambas personas se vean.
—Sí, estoy llorando.
—No estoy muerto, no debes llorar por mí, yo...
—¡Te puedes morir si yo no estoy! —digo sin pensar, y siento una punzada en el pecho—. Nunca más te vería.
—No pienses en eso, cosita, no va a pasar, te lo prometo.
—¿Y si te atropellan? —Veo cómo él trata de no reírse—. ¡¿Y si te ahogas mientras te ríes?! —Él deja de reír de inmediato—. ¿Y si te atacan mientras vienes? ¿Y si...
—Creo que es mejor terminar la llamada hasta que ella se calme —me interrumpe Tosha, y lo miro mal.
—Sí, es lo mejor, ya hasta miedo me dio —miro mal a Alex, aun cuando no me pueda ver.
—Si estuviera contigo, nada malo te pasaría.
Sé por qué nos separamos, pero igual no es fácil.
—