Podría ser de noche, supuso por el silencio del lugar.
Todo estaba demasiado tranquilo y Alyssa simplemente no podía dormir, tal vez porque técnicamente ya estaba dormida.
La agonía de no poder controlarse la carcomía minuto a minuto, asegurándose de que nunca saldría de ese coma.
Con pensamientos negativos y otros remordimientos, pasó la noche discutiendo consigo misma sobre lo estúpida que había sido al huir sin pensar a dónde iba.
Cuando llegó el día, podía sentir la luz del sol calentándola. Era un nuevo día.
El movimiento a su alrededor estaba presente, y luego de las conversaciones concluyó que sus hermanos habían entrado en la habitación.
— ¿Crees que se despertará, hermano?
— Ella es nuestra hermana, prometió cuidarnos hasta nuestra boda. De seguro se despertará y nos dará una gran regañina por habernos roto los brazos en el torneo.. — Dijo Gustavo positivo.
Le gustaba eso de su hermano, tenía un corazón infantil, pero lleno de buenas energías.
— Tienes razón.