Riley cambió de expresión y rechinó sus dientes.

“¡No hay otra manera ahora, Xynthia!”.

“¡Haz todo lo que el Director Bowie quiere que hagas!”.

“¡De esa manera, podremos conservar nuestras vidas!”.

“¡Las cosas no terminara bien si no lo haces!”.

Xynthia ignoró a Riley, que estaba haciendo un gran escándalo de la situación, y entrecerró sus ojos mientras miraba delante de ella.

“¡Conduce hasta la comisaría más cercana!”.

En tales circunstancias, esta era la mejor manera de hacerlo.

“¡De acuerdo!”.

El conductor aceleró y condujo hasta la comisaría más cercana.

Cuando casi habían llegado, varios coches de la Pandilla del Hacha ya estaban esperando a un lado de la carretera.

Un hombre estaba asomado a la ventanilla mientras fumaba un cigarrillo con una mirada juguetona. La Pandilla del Hacha había bloqueado todas y cada una de las rutas de Xynthia.

¿Quería ir a la comisaría?

¡Imposible!

Sudores fríos empaparon la espalda del conductor.

“¡No podemos entrar! ¡La Pandilla del H