“Estás demente” esas habían sido las palabras de Fia, cuando ella había indicado aquella palabra la mañana anterior
Incluso le había impedido hablar con su vecino en todo el día, la había tenido de aquí para allá, con algunos arreglos que debían hacer
Pues ella se había comprometido a tanto, tenía una agenda tan apretada, que ahora comprendía por qué no dormía de manera adecuada y mucho menos comía como debía
Aunque a eso también debía mencionar que era culpa de las estrictas dietas que solía imponerse para verse siempre perfecta ante los demás
Ahora se avergonzaba, ¿desde cuándo había olvidado lo que era vivir? ¿Acosta de qué? ¿De un padre que siempre la ignoro y de unos hermanos estúpidos?
Ella sinceramente se sentía mal por sí misma, por lo menos lo hizo la noche anterior, aquella en la que sentía que le habían robado la vida
Que había agotado todo de ella a costa de nada, pues toda esa agenda llena y todo aquello que debía hacer por otras personas, no eran más que cargas innecesar