Capítulo XXV

Controlar los nervios, suprimir las ansias por querer dominar el burbujeo dentro del estómago —echó la culpa al té— y, sobre todo, poner un freno al aleteo de los latidos constantes de su corazón, le resultaba engorroso. Podría decirse que se encontraba hecho un manojo de sensaciones mezcladas, de sentimientos marañosos, de ideas alocadas que brotaban en su mente, de imaginarse posibles escenarios con distintos desenlaces y posibles finales trágicos. Sí, exageraba… como era habitúe. 

El viaje fue agradable a las vistas y, por supuesto, a la compañía. El destino fue Oviedo, cuidad en la cual nunca estuvo con anterioridad.

Mientras Dominic se distrajo viendo puestos de a saber qué, aprovechó e indagó sobre hoteles cerca de la estación. No supo cómo lo hizo, pero al cabo de unos minutos hubo hecho las reservaciones en Eurostars Hotel

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