Llegué a la casa, me puse a realizar una torta para ocuparme mientras llegaban mis hijos. David dijo que los invitaría a almorzar. Al menos me entretuve, el tiempo pasó volando.
—¡Mami!
Mis hijos ingresaron como un tropel a la cocina. Los abracé y me quedé esperando a ver a David, pero…
—Dijo que no quería molestarte. —respondió Adara.
«No te enojes con mi papasito, tú lo echaste diplomáticamente.» La verdad no me gustó el no verlo, y no podía reclamarle nada, yo le pedí tiempo. Me puse a ver una película con los niños, sobre las ocho de la noche me llegó un mensaje de él.
«Brisa, estoy en el Desquite, reunión de caballeros, espero descanses y me gustaría poder hablar contigo mañana.»
«Hola, disfruta, nos vemos.»
¿Le escribo solo eso? Le di enviar, luego me arrepentí y volví a mandarle otro mensaje.
«Cuídate, no tomes mucho, pide un taxi y cuando estés en tu casa me escribes.»
«Ahora sí eres mi Brisa.» —sonreí.
Mis hijos se quedaron dormidos en la cama, me puse una bata de seda, eran