Guadalupe le sonrió a Noah e ignoró la pregunta de Ainoa. Ella le contestó: "Buenos días".
Tenía hambre cuando se despertaba temprano en la mañana. Como el desayuno estaba listo, Guadalupe no se negó. Caminó hacia la mesa del comedor y se sentó. "Gracias".
Noah alzó un poco las cejas y contempló a Guadalupe.
Colocó una taza de café frente a ella y con su mano acarició su frente. "¿Te sientes mejor?".
La cálida palma de él presionó la frente de Guadalupe y ella sintió un poco de calor.
Estaba viendo el desayuno y no esperaba que Noah hiciera tal gesto. Aunque, cuando Guadalupe se dio cuenta, él retiró la mano.
Noah habló y se sentó.
Ainoa se sentó junto a Guadalupe y no pudo evitar resoplar. "Sr. Chistau, ¿en verdad cree que esta es su casa?".
Noah oje&oacu