Guadalupe no pudo terminar de hablar, pues, una voz masculina familiar la interrumpió desde un lado. Noah se acercaba hacia ella.

Sus ojos marrones se curvaron ligeramente mientras miraba a Jon. "Pagaré los millones para llevármela, señor Carretero".

Guadalupe estuvo en el pasillo por más de diez minutos, pero nunca vio a Noah. Creyó que él no estaba ahí, así que no esperaba encontrarse con él en este momento.

Jon no podía darse el lujo de ofender a Noah, así que apretó los dientes y miró a Guadalupe por última vez antes de dar la vuelta para irse con el coraje.

Guadalupe inclinó la cabeza y miró a Noah. Levantó su copa y sonrió. "Gracias".

"El placer es mío". Noah levantó su copa y la chocó suavemente contra el borde de la de ella, mirándola con ironía.

Noah tomó un sorbo de vino tinto. "Señorita Aranda, parece que se encuentra de buen humor esta noche".

Guadalupe lo miró y levantó ligeramente las cejas. "Más o menos".

Después de todo, excepto por los rumores, nada significativamente