--- Héctor Plourde ---
Tan pronto como llegamos Ernesto y yo a la fundación en Mochitlán, bajamos del auto y busco a mis hijas. Casi al momento me topo con Tere, quien se asomaba para ver si Ana llegaba o qué sucedía.
- ¡Tere! ¿Cómo están mis niñas? - preguntó con la angustia en la garganta.
- Señor Plourde, Jude está cenando, le di algo de cenar, pero la pobre Pacita estuvo llorando toda la tarde, está asustada. – dijo Tere evidentemente preocupada.
- ¿Puedo pasar a verlas?
- Sí, permítame, voy por las llaves para abrir el cancel. Como no sabía qué estaba pasando, preferimos cerrar la fundación. - Dijo Tere un poco asustada.
- ¡Gracias, mi niña! Aquí espero…
- Héctor, ¡Trata de calmarte! Mira que, si te ve así, Jude, también se va a preocupar…
- Créeme que me estoy tratando de calmar, es solo que… Me temo que esto, todo esto, nada está bien, ¿Cómo demonios Ana desaparece sin que nadie la pueda ver? – Digo y en ese preciso momento mi móvil suena.
- Plourde… He intentado localizarte, pe