--- Alexis Betancourt ---
El camino no es largo, pero si silencioso, sé que Ana y yo tenemos mucho de qué hablar, así que este silencio para nada me resulta incómodo.
Tan pronto llegamos a su casa, me viene a la mente la vez que vine a verla en secreto. Recuerdo la primera vez que la vi en su jardín, no puedo creer que han pasado 3 semanas, mi mente regresa al presente cuando ella habla.
- ¿Gustas pasar? Voy a ver a mi abuelita y nos vamos… - Dice ella desabrochándose el cinturón.
- Sí, te acompaño. – Respondo y no lo pienso dos veces.
Al entrar a su casa, puedo ver un jardín lleno de plantas, vaya que tienen bastantes, la casa tiene su encanto, su madre abre la puerta e inmediatamente estamos en la sala, ahí puedo ver sentada a su abuela, la cual tiene la mirada perdida en una telenovela.
- ¡Anita! ¡Mija! ¡Qué bueno que nos visitas! Anda siéntate, vamos, ve la novela un ratito conmigo… - Dice la señora muy entusiasmada.
Es la primera vez que escucho que alguien le dice Anita a Ana, se