--- Dominik Müller ---
Luego de la operación de Ana, el tiempo se ha ido volando y no puedo negar que poco a poco me la he ido ganando, ya no parece tan arisca como antes.
Las cosas cambiaron a partir de que hice público que me separaba de Bárbara, realmente me sentí tan bien al dejarla, nunca imaginé a qué grado me asfixiaba.
Ana, por otro lado, ella es la brisa que necesito al volver a casa. No cabe duda de que agradezco llegar y verla sentada en el sofá de la sala, leyendo o simplemente viendo el panorama.
Ahora bien, el dejar a Bárbara me volvió a poner en el mercado. Según lo que dice mi madre, ella insiste en que en algún momento debo sentar cabeza; lo que no sabe es que ya lo estoy haciendo.
Aún no sé cómo le voy a decir lo que intento con Ana, no sé cuál será la reacción de mi familia, ellos saben que Bárbara la lastimó y saben que Ana ya no trabaja para mí, saben que las estoy cuidando y ayudando, hasta ese punto es donde les he informado.
Annalena me dijo que esta vez la gala