Mientras caminaban, no se percataron de que un coche les seguía a cierta distancia. Aunque Julio parecía no haberle dado importancia a esa cena, en realidad estaba consumido por los celos. Por eso no se alejó del restaurante después de dejar a Sofía.
Acabó llegando a la sala de conciertos detrás de ellos, y sólo se detuvo cuando entraron y desaparecieron de su vista.
“¿Qué coño te pasa, tío? Sofía nunca toleraría que la acosaras así”, pensó para sí mismo, frotándose la cara con cansancio.
Después de pensárselo mejor, decidió marcharse, dejándolos solos. Había asuntos mucho más importantes que atender en ese momento.
***
Bruno nunca imaginó que Paloma volvería a cruzarse en su camino. Había creído que con el dinero que le entregó, sería lo bastante lista como para esconderse el resto de su vida.
De verdad creía que no le haría nada, ¿eh?
—¿Qué haces aquí? —Bruno gruñó fríamente. Ya no tenía sentido fingir amabilidad.
Paloma no se enfadó por su actitud. Al fin y al cabo, estaba allí para