Antonio no tenía ni idea de cómo Diego estaba tan seguro de sí mismo. Dada la personalidad de Sofía, no creía que sus posibilidades fueran muy altas. Esa mujer no dejaba escapar su afecto tan fácilmente.
En cuanto al interés romántico de Diego por ella, para Antonio no era más que amor de cachorro. Algo que un adulto ya habría superado. Sin embargo, Diego era el único hombre al que Sofía le había confesado su amor, así que solo por eso tenía más posibilidades de conquistarla.
Cuando Antonio abandonó la sala, Diego miró a Sofía, que descansaba en la cama del hospital.
Con una sonrisa, dijo:
—Aquí estamos de nuevo, Sofi. Después de todo este tiempo... debiste enfadarte mucho cuando te rechacé hace tantos años, ¿eh? No he vuelto a saber de ti ni una sola vez desde entonces.
Diego no creció en Atenguillo con Sofía y sus hermanos. Se conocieron en la escuela primaria del pueblo y desde entonces fueron amigos. Los cuatro estudiaron siempre en la misma escuela, desde la secundaria hasta la p