—Soy yo—. La respuesta llegó. Sofía podía oír la calidez de la voz de Antonio, reconfortando su tierno corazón.
—¿Cómo te ha ido? ¿Cuándo vuelves a casa? —preguntó amablemente, sin preguntar otras cosas como por qué hacía tiempo que no la llamaba o si por fin la había dejado marchar.
—He estado bien. La sucursal de aquí ha tenido un buen comienzo, así que pasará algún tiempo antes de que vuelva—dijo.
Sofía sonrió y estaba a punto de hablar cuando Antonio preguntó: —¿He oído que has roto con Julio?
No sabía cuándo se había enterado; todo lo que había oído era que habían terminado.
Sofía esbozó una leve sonrisa ante su pregunta.
—Ah, ¿tú también te has enterado?
“¿La noticia ha llegado incluso a nivel internacional?” pensó Sofía.
Sin que ella lo supiera, Antonio había estado poniéndose al día con su vida desde el extranjero. Había dado instrucciones a Francisco y a algunos guardaespaldas para que la vigilaran discretamente, sin que Sofía lo supiera.
—Es una gran noticia, Sofía.