Damian
Entro al apartamento y me desplomo en el sofá sin siquiera quitarme la chaqueta.
Todo en mi interior parece arder. Apenas noto a Alex, que se gira desde el escritorio donde estaba trabajando, con una expresión alerta en su rostro.
—¿Qué ocurre? —pregunta de inmediato.
Mi mandíbula se tensa, y aunque quiero responderle, las imágenes que llenan mi mente son demasiado vívidas.
El rostro de Emma con el moretón en su mejilla... pero no es Emma lo que mi mente recuerda. No. No es su rostro el que veo cuando cierro los ojos.
Es ella, mi madre.
—¿Damian? —Alex insiste, y me siento obligado a romper el silencio antes de que siga preguntando.
—La vi... —logro decir al fin, mi voz ronca y cargada de rabia contenida—. A Emma. Jhon la golpeó.
El silencio en la habitación se hace más espeso.
Alex siempre ha sabido cómo lidiar conmigo, cómo dejarme respirar cuando lo necesito, pero esta vez no lo entiendo del todo.
Mi reacción... no es solo sobre Emma. Es mucho más profundo que eso.
Mis