Valentina Lorens

֎ Jimena ֎

Valentina Lorens había sido mi mejor amiga, de hecho, había sido la única persona a la que había considerado una verdadera amiga, pero las cosas cambiaban y aunque odiaba que lo hicieran,  no podía evitarlo. La última vez que había visto a Valentina de frente, había sido en la sala de mi casa cuando me dio la noticia de la muerte de Sebastián. Recordaba aquello como si hubiera pasado hacia poco.

Apreté con fuerza el control del televisor molesta y más que molesta decepcionada. El timbre que anunciaba la llegada de alguien sonó sacándome de mis recuerdos. Me tomé la copa de vodka y abrí sin mirar. Ya no me importaba si me mataban o si me encontraban, las cosas se me habían salido de control y no podía perder nada más, porque ya no me quedaba más que la vida.

– Alan ¿Qué haces aquí? –  Al abrir la puerta ante mis ojos apareció mi ex amante. El pasó por mi lado, agobiado, no respondió nada, tomó la botella de vodka que estaba en mi mesa y tomó directamente de ella. Cerré la puerta y me quedé mirándolo, ya lo había visto así, muchas veces, pasaba cuando alguien le nombraba a Vannia, su exprometida.

– Algo está mal conmigo –  Pronunció finalmente después de un largo trago. Se giró en mi dirección, sabía lo que significaba esa mirada que me estaba dando, me crucé de brazos y respiré profundo antes de tocar el tema.

– A ver si adivino ¿Vannia o Valentina? –  El negó pasándose las manos por la cara y se dejó caer en mi sillón. Me senté a su lado y coloque mi mano sobre su pierna, el me miró sin quitar su expresión agobiada y tomo mi rostro y sin mediar más palabras me beso –  ¿Otra mujer? –  Pregunté cuando el beso terminó. Alan no respondió, pero no  me hizo falta  lo conocía bastante bien. El pasó su brazo por mi cintura y pego su cuerpo al mío mientras besaba mi cuello haciendo a un lado mi cabello.

– No quiero hablar de eso – Dijo, tomé su rostro con ambas manos y lo aparté un poco de mí sin terminar la cercanía.

– Vienes a mi casa a seducirme ¿Y ni siquiera  me das una explicación? –  Le reclamé fingiendo indignación. Él sonrió de esa forma coqueta que siempre lo hacía tan encantador y me besó de nuevo.

– Lo que quiero hacer contigo no necesita explicación –  Respondió con picardía. Me reí divertida, podría hacerlo esperar, pero ¿A quién engañaba? Alan podía no gustarme como pareja estable, pero me encantaban nuestros encuentros fortuitos, así que deje que continuará lo que había empezado. Con él no me importaba lo que pasara, no podía decir que fuéramos amigos solamente, pero tampoco novios, lo habíamos sido, pero no había funcionado, nuestra relación era casual y así estaba bien.

Esa noche Alan estaba más impaciente, ansioso, frenético, sabía que era por una mujer ¿Cuál? Lo desconocía, aun así, no me molestó, la única persona que me había hecho sentir celosa era Sebastián y por desgracia a él nunca le importó.

֎ Santiago ֎

El señor Lorens me había llamado para reunirse conmigo, sospechaba que quería hablarme de Valentina, pues por ningún otro motivo se me acercaba nunca, así que la expectativa me llenó de nerviosismo y tensión. Él llegó temprano, como siempre. Lo recibí en la sala de mi apartamento, porque hacerlo ir hasta mi oficina a esa hora me parecía muy descortés de mi parte, además que sospechaba, hablaríamos de temas personales, y el mejor lugar y con mayor privacidad que tenía era mi casa.

– Buenas noches señor Lorens, espero se encuentre bien –  Me abstuve de extenderle mi mano, porque lo conocía hacia años y sabía a la perfección que le incomodaba en exceso el contacto físico con terceros.

– Buenas noches y gracias –  Respondió serio, lo invité a tomar asiento y no lo dudó. Me senté frente a él, al otro lado de la mesa de vidrio y esperé que fuera él el que comenzara la conversación –  El motivo de mi visita, es porque Valetina me comentó acerca de la decisión que tomaste de romper el compromiso –  Asentí preocupado y el imitó mi movimiento –  ¿Cuál es la causa?

– No quiero hacerle daño a Valentina, pero creo que ella aún necesita tiempo para superar a Sebastián

– Seré claro, Santiago –  Me tense porque pocas veces me llamaba por mi nombre –  Pedirle matrimonio a una mujer y luego dejarla, es una ofensa demasiado grave. He decidido pasarla por alto, porque sé que no lo haces con mala intención, pero de igual forma no es el proceder de un caballero. El nombre de mi hija está en juego y ella siempre ha sido seria en sus decisiones, si ella dice que está lista para el matrimonio ¿Quién eres tú para decir lo contrario?

– Señor Lorens, disculpé de verdad –  Pronuncié algo temeroso –  Pero esta relación, no solo se trata de Valentina

– No, pero ambos accedieron al dar el paso, retractarse es de cobardes –  El señor Lorens se puso de pie, dando por terminada la corta conversación.

– Señor Lorens –  Lo detuve poniéndome de pie también –  Valentina es su hija ¿Usted realmente cree que ella será feliz conmigo? –  Él se giró hacia mí y me miró un momento pensativo por mi pregunta

– Valentina ya tomó una decisión, confío en su sensatez

– Realmente amo profundamente a su hija y por ese motivo sé que a mi lado no será feliz.

– Si esa es la percepción que tenías, aceptar el compromiso fue un error –   El señor Lorens me miró con severidad y tomó su maletín –  La fecha del anuncio fue establecida hace meses, si mi hija es víctima del escarnio público porque su novio la dejo a una semana de su compromiso, me veré obligado a mostrar que todo el que osa burlarse de la familia Lorens, no tiene un buen desenlace –  Dicho eso, se dirigió a la puerta y salió sin decir nada más. Solté el aire contenido y me senté en el sofá de nuevo, el señor Lorens en pocas palabras me había dicho que debía volver con Valentina, y esa amenaza posterior a la conversación me asustó terriblemente.

֎ GEU ֎

– Finalmente tenemos algo –  Dijo el director del caso –  Espero que esta vez no cometa los mismos errores

– Claro que no –  Respondí –  Estos últimos meses hemos sido más cautelosos –  Recordé el incidente que había tenido con Valentina, sabía que tenía que ser cauteloso para no provocar otro incidente como el de cuatro meses atrás. Por poco había muerto a manos de esa niña.

Ella ocultaba algo, al igual que Alan. Ellos me habían dado la motivación necesaria para convertir este caso en algo personal, no la había denunciado porque decir que la había estado siguiendo me hundiría a mi primero que a ella.

– Se encontraron rastros de otro tipo de tierra en el cadáver de Liseth, muestra de que fue asesinada en otro lugar –  Dijo el director –  Fue asesinada veintidós horas antes de que su cadáver fuera encontrado, fue estrangulada, el disparo no ocasionó su muerte

– ¿Alguna pista de porque el cadáver estaba en una de las propiedades de Valentina? –  Pregunté

 – Ninguna –  Respondió mientras se ponía en pie para abandonar mi oficina

– ¿Emitimos la orden de captura? –  Pregunté

– No –  Me interrumpió –  En este momento todos tienen una buena coartada, las pruebas son circunstanciales y aparte de la llamada anónima no tenemos pruebas contra Valentina, ni contra nadie. Eso le corresponde a usted, a pesar de perder las pruebas usted ha llevado este caso por años, vuelva a reconstruirlo

– Sí señor –  Respondí

– ¿Alguna información de Edward?

– No señor, el joven Harris desapareció

– Y al mismo tiempo nuestra organización empezó a ser investigada por espionaje y soborno a menores de edad –  Asentí consciente de mi error –  ¿Sabe lo que significa? Edward Harris nos demandó –  Hice un movimiento afirmativo, había tenido que confesar que yo había dado la orden de chantajearlo, aunque al final no había servido de mucho –  Espero no vuelva a cometer este error

– Si señor –  El director de la organización salió junto al doctor Mohammed Terán el abogado del GEU, dejándome solo. Tomé los datos de la muerte de Liseth y empecé a mirarlos. Debía empezar de nuevo, pero está vez llegaría hasta el fondo de todo, mi hijo estaba desaparecido y tenía la certeza de que Valentina sabía dónde estaba, no solo era cuestión de honor la necesidad de reconstruir el caso, quería justicia, la necesitaba, ella había logrado que aquello se volviera personal. Ahora con la muerte de Liseth en su contra, la desaparición del hijo de Sebastián, la situación en la que se encontraba el banco y la campaña del senador, no había mejor momento para poner a Valentina contra la espada y la pared y descubrir quién era realmente esa niña con rostro de ángel, pero estaba seguro que tenía un corazón perverso y muchos pecados encima he iba a descubrirlos, aunque me costara la vida.

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