Divino

Ojos verdes, grises o azules, no lo podía distinguir, pero eran tan profundos e inquietantes, un rostro sin poros, perfecto, piel blanca cual muñeco de porcelana, sus labios eran rojos como la sangre y en la comisura izquierda había un piercing, delgado, cabello negro que le caía a los hombros, un look muy de moda en los rockeros. Lo que me hizo pensar o alucinar (por efectos del vodka) que estaba frente a Andy Biersack. Mi amor platónico.

«Ja ja. Esto es una locura» me dije, apartándome del joven caballero, presionándome la cabeza con la yema de los dedos y pasándomelos por el cabello para descubrir mi rostro cubierto de cabello, más bien; pegado por el sudor de mi frente. Entonces pude ver quién era el que me había ayudado a no caer.

Del misterioso chico que

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo