Capítulo 1: Verdad
- ¡PERO DIJISTE QUE ME AMABAS! - gritó Diana, su voz temblaba.
El aire en la habitación era pesado, cargado de un silencio que cortaba como cuchillo.
Diana se quedó inmóvil, sus ojos color chocolate nublados por las lágrimas que apenas lograban contener.
Su cabello castaño, antes siempre impecable, ahora estaba descuidado, y algunas canas plateadas brillaban bajo la luz tenue de la lámpara.
Elías, de pie frente a ella, se rió con un tono frío y burlón.
- ¿Amarte? jajaja que buen chiste - dijo, inclinándose ligeramente hacia ella, como si quisiera asegurarse de que cada palabra la hiriera - Diana, siempre tan ingenua. ¿Crees que alguien como yo podría amar a alguien como tú?
Ella retrocedió, como si sus palabras fueran un golpe físico. Su mente comenzó a despertar, a recordar cada promesa, cada palabra de amor que él le había susurrado.
- ¿Qué estás diciendo? - susurró, su voz apenas audible, pero llena de una mezcla de incredulidad y dolor.
Elías sonrió, una sonrisa que no llegaba a sus ojos.
- Mírate - dijo, señalándola con un gesto despectivo - ¿Qué tienes que ofrecerme? Una mujer común, sin ambición, sin brillo. Solo fuiste útil por tu dinero, nada más.
Diana sintió un nudo en el estómago. Recordó cómo había invertido toda su herencia en la empresa de Elías, confiando en sus promesas de amor y futuro.
- Me dijiste que… - comenzó, pero él la interrumpió con una risa cruel.
- ¿Que nos casaríamos? - dijo, moviéndose hacia ella con un paso lento, casi teatral - Diana, eres demasiado crédula.
En ese momento, la puerta se abrió y Luisa entró, su cabello pelirrojo brillando bajo la luz. Se acercó a Elías con una sonrisa triunfante y lo besó en los labios, como si Diana no estuviera allí.
- Luisa… - susurró Diana, mirando a su mejor amiga con una mezcla de dolor y confusión - ¿Cómo pudiste…?
Luisa se rió, un sonido frío y vacío.
- Diana, ¿en serio no lo entiendes? - dijo, abrazando a Elías con un gesto posesivo - Él nunca te amó. Solo te usó.
Diana sintió que el suelo se hundía bajo sus pies. Sus manos temblaban, y el dolor en su pecho era casi insoportable.
- ¿Por qué? - preguntó, su voz quebrada - ¿Qué te hice para merecer esto?
Elías se acercó a ella, su mirada llena de desprecio.
- Nada, Diana - dijo, su voz fría como el hielo - Simplemente no eres suficiente.
En ese momento, algo dentro de ella se rompió. Pero también algo se encendió. Un fuego que no había sentido antes, una determinación que no sabía que tenía.
- No… - dijo, levantando la cabeza y mirándolo directamente a los ojos - No te saldrás con la tuya. Y a Ti también Luisa.
Elías se rió, pero esta vez había algo en su risa, algo que no era del todo seguro.
- ¿Y qué vas a hacer? ¿Qué puedes hacer? - dijo Luisa burlonamente e iba a abalanzarse sobre Diana, pero Elías la detuvo.
Daba unos pasos hacia delante para estar más cerca de ella.
- Elías… tú… - empezó a decir ella, pero él no la dejó hablar ya que enseguida le dio una fuerte bofetada que la hizo caer al suelo.
- Cosa asquerosa - dijo acercándose para pisarle la mano - entiéndelo de una vez, JAMÁS TE VI COMO A UNA MUJER, solo fuiste la herramienta que necesitaba.
- Ah… - Diana hizo una mueca de dolor en que le estaba pisando con fuerza su mano derecha - Mal… maldito, no… no te dejaré que te quedes con todo.
- ¿Estás segura? - dijo Luisa - si ya firmaste un documento de donación donde amablemente nos regresas las acciones que compraste en su momento.
- Que… ¡AH!
- Creo que esto significa que tu utilidad ya terminó - declaró Elías sonriendo de forma maliciosa.
- Te… te denunciaré… a ti y a ella, malditos traidores.
Resopló dejando de pisarla y dando un paso hacia atrás, a la vez que colocaba sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón.
- En ese caso, inténtalo - declaró divertido dando media vuelta para tomar de la cintura a Luisa mientras comenzaban a reír a carcajadas y comenzando a alejarse.
Pero los dos se mantuvieron firmes a unos pasos, Elias torciendo ligeramente la cabeza - Cierto, obviamente ya estás despedida, no necesito a una mujer tan corriente como tú, como mi secretaria.
- Amor, espera no seas cruel - dijo Luisa girándose para ver a la cara a Diana - antes que te dediques a vengarte de nosotros, te recomiendo que vayas al hospital a revisarte porque esos dolores que sufres no son normales - indicó con una sonrisa maliciosa.
Diana sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Sus ojos se clavaron en las espaldas de Elías y Luisa mientras sus carcajadas resonaban en su mente, como un eco que no cesaba.
¿Acaso ellos…?
Lentamente, llevó sus manos al vientre, recordando el dolor que había sentido una semana atrás, cuando perdió al bebé.
En el hospital, mientras su cuerpo se recuperaba, había descubierto la traición de Elías. Pero ahora, las palabras de Luisa la hicieron temblar. ¿Qué más le habían hecho?
Sin pensarlo dos veces, fue al hospital.
Por un momento, quiso creer que todo era otra burla, otra forma de hacerla sufrir. Pero no…
Los resultados del chequeo médico fueron alarmantes.
- Hay rastros de veneno en tu cuerpo - dijo el médico con un tono frío, casi indiferente - Tu salud se ha deteriorado de forma gradual. El aborto fue solo una consecuencia.
Diana lo miró, incrédula. ¿Veneno? ¿Cómo? Ella no consumía nada fuera de lo normal, no tomaba medicamentos ni suplementos. ¿Entonces?
El médico, con una actitud moralista, la regañó.
- Mujeres como tú… - dijo, arrugando la nariz como si oliera algo desagradable - Se autolesionan para llamar la atención, sin pensar en las consecuencias.
- ¡Eso no es cierto! - gritó Diana, pero sus palabras sonaron vacías frente a la frialdad del médico.
¿Cómo había sucedido? ¿Acaso habían envenenado su comida? La idea la aterró. Las lágrimas brotaron de sus ojos mientras se preguntaba por qué. ¿Por qué tenían que ser tan crueles con ella? Ella solo les había ofrecido su amistad, su apoyo…
El médico, al verla llorar, solo hizo una mueca de fastidio.
- Oye… - comenzó a decir, pero Diana lo interrumpió.
- ¿Existe alguna cura? - preguntó, alzando la mirada, tratando de aferrarse a una última esperanza. No quería morir, no de esta manera, no dándoles el gusto.
El médico se encogió de hombros.
- Tal vez, si me dices qué tipo de veneno has estado ingiriendo.
Diana se paró de golpe, su rostro se llenó de furia.
- ¿EN SERIO ME CREE TAN IDIOTA COMO PARA QUE YO MISMA HAYA INGERIDO VENENO? - gritó, abofeteándolo con toda su fuerza.
El médico se tambaleó, pero su sonrisa burlona no desapareció.
- ¿No es así? - dijo, frotándose la mejilla - Lo haces para que Elías te preste atención, ¿verdad?
En ese momento, algo hizo clic en la mente de Diana. Lo miró con detenimiento y lo reconoció: era un amigo de Elías.
- ¡TÚ… TÚ LE DISTE EL VENENO PARA QUE ME MATARA Y ME ROBARA MI DINERO! - gritó, intentando golpearlo de nuevo, pero un dolor agudo se extendió por todo su cuerpo, obligándola a detenerse.
Los guardias irrumpieron en el consultorio, atraídos por los gritos. El médico aprovechó la confusión para fingir ser la víctima.
- ¡Está loca! - exclamó, señalando a Diana - ¡Sáquenla de aquí!
Los guardias la agarraron con fuerza, arrastrándola fuera del consultorio. Diana luchó, pero su cuerpo debilitado no podía resistir.
Mientras la sacaban, vio al médico sonreírle burlonamente, moviendo los labios para decirle algo:
- Hasta nunca, estúpida.
La aventaron a la calle sin miramientos. El golpe la aturdió, y para su desesperación, notó que a nadie le importaba. La gente pasaba de largo, evitando mirarla, como si fuera invisible.
El dolor en su cuerpo era insoportable. Con esfuerzo, se arrastró hacia un poste de luz, apoyándose para intentar levantarse. Pero entonces, sintió algo cálido escurrir por su nariz. Al tocarlo, vio que era sangre.
¿En serio ese era su final? ¿Así de patética había sido su vida?
Las lágrimas no dejaban de caer. Se sentía tan sola, tan traicionada. Se arrepentía de haber sido tan ingenua, de no haber visto las señales.
Si tan solo hubiera hecho todo diferente…
En ese momento, sintió un empujón fuerte que la lanzó hacia la calle. Al mirar de reojo, vio a Elías, su sonrisa burlona iluminada por la luz de los faros de un camión que se acercaba.
- Adiós, Diana - dijo, su voz fría como el hielo.
Ella no tuvo tiempo de gritar. Solo alcanzó a ver la luz cegadora de los faros antes de que todo se volviera negro.
A lo lejos, escuchó una voz gritando su nombre:
- ¡DIANA!
Capítulo 2: Segunda Oportunidad- ¡AH! – gritó una joven castaña levantándose abruptamente de la cama.Diana estaba agitada y asustada mirando de un lado a otro y en eso tocó su cuerpo de forma asustada revisando si no tenía ningún golpe o sangre.- Pero… - en eso miro con atención el lugar y noto que estaba en su vieja habitación – esto…Ella estaba muy asustada con la respiración agitada.¿Acaso fue un sueño?Si… tal vez fue un horrible sueño.Aunque se sintió tan… pero tan real que daba miedo.- Creo que fue una mala idea cenar eso antes de dormir – opinó buscando salir de la cama para comenzar su día.En eso sintió un dolor agudo en su pecho, eso la asustó por lo que abrió de golpe la blusa de su pijama, encontrando algo que confirmó la realidad.Eso NO FUE UN SUEÑO, ya que podía ver una horrible cicatriz que se extendía por todo su pecho.- Que… - ella se horrorizó al ver esa herida y en eso recordó los últimos segundos de su primera vida.Ese momento preciso donde su cuerpo fue
Capítulo 3: Evasión - ¿Qué diablos? – se quejó una hermosa mujer pelirroja, la cual estaba usando un vestido ajustado que resaltaba las curvas naturales de su cuerpo y en esos momentos miraba con rabia su móvil.- ¿Qué pasa? – le preguntó un hombre rubio, quien se acercó a ella por detrás para abrazarla y darle un beso en el cuello.- Esa idiota no va a venir.- QUE – grito tomándola del brazo con fuerza y haciendo que girara de forma violenta para verla a los ojos - ¿A qué te refieres con que no va a venir? Me prometiste que esa mujer vendría.- No sé qué pasó, dijo que se sentía mal y… ¡AH! – gritó ella al ser empujada provocando que tropezara y cayera al suelo – Elías…- Pues más te vale buscar una solución Luisa, porque me prometiste que podríamos robarle su fortuna a tu querida amiga huérfana – él se notaba furioso.- Tch… IMBÉCIL ¿Por qué me empujas?- Porque tú me prometiste que esa amiga tuya vendría a la empresa y podríamos robarle su dinero.- Eso dije, pero…- PERO NADA ¿Q
Capítulo 4: Primer Cambio Esa noche Diana buscó recordar de dónde conocía a Jorge, pero nada.Aunque sí recordaba a la Corporación Sky era el enemigo principal de Elías, ya que en esos 4 años les lograron robar a varios inversionistas importantes e igual les arrebataron proyectos.En eso se le ocurrió una gran idea, una que pondría en práctica a la mañana siguiente. Así que se fue a la cama para dormir.A la mañana siguiente ella abrió su celular e ignoró los mensajes y llamadas de Luisa, para empezar a navegar por internet porque el primer cambio que haría sería buscar una nueva casa.- Como primer objetivo voy a alejarme de las víboras – se dijo a sí misma.Ciertamente en su vida anterior vivía de forma algo humilde porque deseaba ahorrar su dinero, ya que así la educaron… pero ahora las cosas serían diferentes.Esta vez, gastaría su propio dinero en ella misma y no lo ahorraría para que al final otros se beneficiaran.Por suerte encontró a un agente de bienes raíces, el cual fue
Capítulo 5: InsistenciaAl abrir la puerta una Diana pálida, envuelta en una sábana le dio la bienvenida.- Lu… cof… cof… Luisa – saludó Diana con una sonrisa forzada y débil.- … - la pelirroja hizo una mueca de asco y se tapó la cara – Diana ¿Qué diablos te pasó?- Cof… cof… no recuerdas, te dije.- Eh…- Por… cof… cof… no me he sentido bien, por eso no pude cof… cof…- … - la pelirroja se puso algo azul y dio varios pasos hacia atrás, porque odiaba a la gente enferma – oye, esa madre no es contagiosa ¿verdad?- No… pero si fue un fuerte dolor de estómago.- ¿Y porque estás tosiendo? – se quejó frunciendo el ceño.- Es que estaba comiendo una sopa cuando empezaste a tocar y eso me asustó provocando que me atragantara - mencionó ella mientras se acomodaba la manta para cubrir mejor su cuerpo.- Ah… ya…- ¿Gustas pasar? - habló buscando hacerse a un lado.- No, estoy bien y am… supongo que en este estado no podrás comenzar a trabajar.- Hm… así es, por eso te dije.- Si ya vi, am… bue
Capítulo 6: Entonces Nosotros…- ¿Qué?- Jeje vamos hermana Di ¿no me recuerdas?- Am… no – ella miraba un poco preocupada a ese adolescente, aunque también tenía curiosidad por adivinar su identidad porque se notaba que el si la recordaba y con mucho cariño.- Je, ya sé, es que ahora soy un hombre guapo y muy atractivo y por eso ya no me reconoces – comentó un poco arrogante mientras ambos ingresaban al supermercado y tomaban un carrito de compra.- Jaja claro – indicó divertida – y dime ¿Por qué estás aquí pidiendo trabajo a cambio de un poco de helado?- Es que quiero uno, pero no cargue dinero y me da flojera regresar a casa por mi cartera – mencionó un poco triste.- Bueno ya que eres sincero te voy a comprar tu helado, pero si debes ayudarme a cargar las compras.- Es un buen trato – habló emocionado el adolescente mientras ingresaban al lugar y comenzaban a recorrer los pasillos – por cierto ¿cómo has estado?- Bien – dijo ella empezando a elegir los productos que deseaba compr
Capítulo 7: Me Niego A PerderteEsa tarde noche fue muy especial para Diana, porque pasó una noche agradable entre charlas y bromas con ellos.Sinceramente los hermanos Pierce eran divertidos y se notaba su fuerte lazo de hermandad, algo que le daba un poco de envidia porque ella fue hija única y a quien quiso como amiga y hermana resultó ser una serpiente hipócrita.Por suerte las bromas de los hermanos la sacaron de sus pensamientos pesimistas y la incorporaron a la charla.Entre las pláticas recordaron el pasado, lo cual fue bueno para Diana, ya que esos eran buenos momentos que valía la pena recordar y atesorar.Después de la comida, Miguel acabó dormido en el sofá por lo que los mayores rieron y salieron a la terraza para seguir charlando.- Jeje perdón – dijo Jorge mientras tomaba un trago de su bebida – tener un adolescente es algo difícil.- Descuida, creo que su forma de actuar es algo linda.- Veo que ya estás mejor.- ¿Eh? ¿A qué te refieres?- Es que vi que estabas muy tri
Capítulo 8: Opinión SinceraJusto en eso la puerta se abrió y una chica pelinegra abrió la puerta.- ¡QUE! – Se quejó mirando furiosa a la persona que había estado golpeando con insistencia - ¿Quién eres? ¿Por qué golpeas mi puerta?- Tú… - Luis se asustó al ver a esa mujer - ¿Quién eres tú? ¿Dónde está Diana?- No sé de quién estás hablando, pero ahora mismo voy a hacer que te arrepientas de haber venido a molestarme – declaró furiosa esa chica amenazándola con un bate de béisbol que había sacado de quién sabe dónde.- Perdón… yo… creo que me confundí y…- Ahora verás – la chica agresiva no lo dudo y trato de golpearla, pero Luisa fue más rápida y se corrió escaleras abajo para alejarse rápidamente de este lugar.Al estar en un lugar a salvo, ella dejó escapar un suspiro.¿Qué acababa de pasar?¿Por qué Diana no estaba en este edificio de apartamentos económicos?Si ella ama ahorrar su dinero porque le convenció de seguir el ejemplo de sus padres de ahorrar para el futuro y que vivie
Capítulo 9: Ruptura - Diana…Ella se tensó un poco al escuchar esa inconfundible voz, pero trató de calmarse… debía seguir actuando como su yo pasado para no levantar sospechas, así que con lentitud se giró para encontrarse con su gran amiga de la infancia.- Luisa – saludó de forma seca al ver que ella quedó a unos pasos de distancia.- … - la pelirroja se asombró por la actitud algo seca de la castaña, aunque lo que más le asombraba y enojaba era ver la forma en cómo estaba vestida en esos momentos, obviamente Diana no podía verse de esa manera y claro que haría que las cosas regresaran a la normalidad porque esa estúpida no debía verse mejor que ella – oh Diana, qué sorpresa, no espere que estuvieras aquí, pero Di… - habló tapando su boca con su mano derecha fingiendo asombro – ¿Por qué estas vestida así? esas ropas no te favorecen y si sigues vestida de esa manera la gente se va a empezar a burlar de ti.Los adolescentes notaron que esa mujer los estaba ignorando y peor aún… ahora