POV Elara

Apenas podía respirar. El fuego seguía ardiendo en el centro del salón, pero mi cuerpo estaba frío.

Veía como el fuego lanzaba destellos dorados que se reflejaban sobre las paredes cubiertas de flores y cintas. Cada sombra parecía moverse conmigo, como si también esperara algo.

Tragaba sonoramente mientras que Leonard estaba de pie frente a mí, a unos pasos de mí, con la mirada fija en las llamas. Su silencio era tan pesado que cualquier palabra mía sonaría ridícula.

No sabía si debía sentarme, arrodillarme o salir corriendo. Opté por quedarme de pie, muy recta, con las manos aferradas a la tela de la túnica que apenas cubría mi cuerpo. Tela que elevaba un poco para que no se pegara a mi piel.

¿De verdad era necesario usar esto? Era casi igual a estar desnuda.

—¿Por qué… por qué estamos aquí? —pregunté al fin, con la voz que me temblaba más que las velas.

Leonard giró lentamente el rostro hacia mí. Tenía una expresión difícil de leer, veía de todo, parecía cansando, pero al