— Abre los ojos Adriel.
Cuando le dije esto él los abrió entonces me miró en los pies de la cama mientras reía desenfrenadamente, vio a su lado para ver a quien abrazaba y se puso rojo.
— Ya es tarde tengo que irme a la casa — le dije — llamaré a la chaparrita para avisarle.
Yo tome mi celular y le hable, le dije que no se preocupara y que cuando llegara le iba a explicar la situación cosa que sinceramente no quería hacer pero notaría los golpes en mi rostro.
— Muy bien, te espero — me dijo más tranquila — ya sabes que comeremos recalentado.
— Como cada año, probablemente llegue con compañía así que prepara todo el recalentado que haya quedado.
— Muy bien, no te preocupes que es bastante.
— Sí lo sé, siempre queda tanta comida que alcanza hasta inicios de febrero — le dije riendo — nos vemos luego.
Yo colgué y miré a un sonrojado Adriel pensando en lo que le había dicho a la almohada pensando que era yo, me acerque y él me tomó de mi cintura mientras yo acariciaba su cabel