PARTE DOS: PADRE DE UN HIJO NO NACIDO
CAPÍTULO ONCE
Del auto color negro, mismo que lo había recogido a él en el parque y que era el mismo lugar que se iba a quedar grabado como el lugar en el que el sueño más grande de Andrea había comenzado, Diego se bajó del auto junto con Andrea. Lo mínimo que podía hacer era agradecerle de frente que él estaba siendo el protagonista de todo ese sueño.
—Muchas gracias por hacer este sueño realidad —dijo Andrea quitándose los lentes.
—No, nada que agradecer, solo confío en que usted, señorita Muriel va a cuidar muy bien a ese bebé, yo haré todo lo que esté en mis manos para cumplir su sueño. Aunque.. pienso que sería bueno que el niño o niña creciera en un ambiente lleno de amor.
—Así será, Diego, no tienes que decirlo. —Dijo Andrea sonriendo.
—No me refiero a eso. Me refiero a que si tú pudieras encontrar a aquel amor que sana de un hombre, sería aún mucho mejor. —Dijo Diego queriendo saber lo que realmente ella estaba sintiendo por los hombres