Sebastián lo observaba con ojos entrecerrados y con una mirada intensa le dijo — ¡Bravo!, sigue echándole sal a la herida, pero cuéntame ¿para eso fingiste volver ser mi amigo? para burlarte y regodearte—se levantó de su asiento y cuando iba rumbo a la puerta, Nick lo detuvo.
—Claro que no, es sólo