Los O'Brien

—Callum POV—

—Exijo que te cases.

—Abuelo, no lo haré. Ninguna de las mujeres que propones cumplen con los requisitos para ser mi esposa.

—¡Callum O'Brien! Debes casarte pronto, tienes treinta y dos años y ya es hora de que me des un bisnieto. Tu bisabuelo estaría removiéndose de la ira por tu irresponsabilidad.

—No soy irresponsable, soy inteligente. Te lo diré de nuevo, ninguna de esas mujeres que escogiste cumplen con los requisitos básicos para ser mi esposa y lo más importante, sus familias, no nos beneficiará en nada.

—Eso que importa, debes casarte y tener herederos. ¿Cómo van a respetarte los demás de nuestra familia si eres el único que no se ha casado y tenido hijos? Si continúas así, podrán intentar arrebatarte el poder que te corresponde ahora. Tu padre fue un excelente líder en el tiempo que estuvo vivo, es tu turno de hacerte cargo. Ya estoy viejo para continuar en el puesto, cásate ahora y ten hijos o perderás todo.

—No lo haré.

—¡Maldito ingrato!

—Puedes maldecirme todas las veces que quieras, pero no aceptaré a ninguna de esas mujeres. Seré yo quien elija a mi futura esposa, no tú.

—¡Entonces busca una!

—Lo haré cuando sea el momento.

Es absurdo. El matrimonio no ofrece nada más que dolores de cabeza. Sabía que todos podían conspirar en mi contra para obtener el poder de la familia O'Brien, pero jamás lo tendrán. Me coloco de pie y me abrocho el traje para decir lo último que debía y luego irme.

—Pueden intentar lo que quieran, pero destruiré a todos los que se opongan a mí.

No le doy oportunidad de decir nada más. Salgo de la mansión O'Brien para regresar a la oficina. El trabajo es más importante que pensar en mujeres.

—¿A la oficina, señor?

—Sí.

—Señor, hoy tiene una cita con la líder de los O'Connor.

Escuchar ese apellido hace que me enfurezca de inmediato. Nuestras familias han estado en guerra, no puedo creer que tengamos que hacer una colaboración con ellos para dar a conocer a todo el mundo sobre la nueva tecnología que hemos preparado para esta temporada.

—¿Desea que cancele la cita, señor?

—Olvídalo.

Lo mejor es hacer esto de una vez por todas. Mi bisabuelo, Thomas O'Brien, odiaba a la señora O'Connor por el hecho de que nunca lo amó y prefirió a otro hombre sobre él. No sé nada sobre el amor, pero supongo que fue por eso que prefirió casarse con otro que a alguien de los O'Brien. No odiaba a morir a los O'Connor, pero era inevitable no enfadarme escuchar su nombre. Después de todo, pasé años escuchando a toda mi familia hablar mal de ellos por la pelea entre mi bisabuelo, Thomas O'Brien con la señora Olivia O'Connor. Quién, por cierto, es increíble que siga viva con más de cien años.

—Por cierto, señor. No olvide que el día de hoy, durante su reunión con la señora O'Connor se hará público quien será su heredero. ¿Desea que consiga un obsequio al próximo heredero?

—Así que los O'Connor por fin darán a conocer a su nuevo líder.

—Sí señor. ¿Debo preparar un obsequio? Asistirán grandes figuras de muchos países. Con todo respeto, considero adecuado dejar por solo una noche el odio hacía a los O'Connor, señor.

—Puedes hacer lo que quieras.

—Entendido.

Solo será una noche. Luego de eso, ambas familias serán enemigas de nuevo. Que importaba la colaboración o la presentación del líder. Serán Intermediarios quienes se encarguen de dialogar con los O'Connor una vez que su líder y yo lleguemos a un acuerdo.

Al llegar a la oficina me concentro en trabajar y en nada más. Llevaba varias horas trabajando, pero no podía dejar de pensar sobre tener una esposa e hijos. Mi humor estaba por el suelo y necesitaba desahogarme. Extiendo mi mano y toco el botón para que mi secretaria haga presencia en mi oficina.

Toc... Toc...

—Adelante.

Ella entra con su cabeza agachada.

—Cierra la puerta.

—Sí.

Me levanto y me quito la chaqueta para después sentarme en el sofá que tenía instalado. Tomo el control y oprimo el botón para que la oficina quede totalmente privada.

—Ven aquí.

No había necesidad de decir nada más, ella sabía que le esperaba. Su mirada estaba llena de lujuria.

—Quítate la ropa y compláceme.

La observo quitarse la ropa hasta quedar desnuda ante mí.

—Tráeme un trago.

Ella es mi secretaria, pero también mi acompañante cuando yo lo deseará. Fue ella quien me buscó para complacerme y yo no rechacé la oferta en ese entonces. La regla era simple, debía complacerme cuando yo lo deseará y ella obtendría una jugosa recompensa, pero no debía decirle a nadie o estaría en problemas.

—Aquí tiene, señor.

Me bebo de golpe el vino tinto que me ha dado y dejo la copa a un lado.

—¿Qué esperas?

Me sirve otra copa de vino y esta vez la bebo más lento, mientras ella se mete en mis pantalones. Dejo que juegue como le guste hasta que me beba mi vino. Una costumbre que habíamos adquirido. En cuanto termine la copa, sería yo quien tomará las riendas del juego y así fue.

—Ya puedes irte.

—Sí señor.

Ambos nos vestimos y ella se va, mientras que yo me quedo en el maldito sofá viendo al techo con un tabaco en la mano y una copa de Whisky en mi otra mano. La vida me parecía aburrida, al igual que las mujeres.

Soy el líder de la familia O'Brien, presidente de una de las empresas multimillonarias de todo el país llamada O'Brien Technology Group. Aunque, no dejo de escuchar que mi apariencia física es un atractivo para las mujeres y que soy un tipo temido entre los hombres, sigo siendo un ser humano que se puede equivocar y tener sentimientos. Odiaba el tener que seguir las reglas de otro, al igual que me molestaba el absurdo principio de nuestra familia sobre odiar a los O'Connor. No los odio, pero me molesta escuchar sobre ellos en mi familia, es una historia realmente aburrida y lo peor de todo es que pronto debo asistir como el representante de nuestra familia para el anuncio del próximo líder. Esto será un verdadero dolor de cabeza cuando todos los O'Brien se me vayan encima por asistir a esa celebración.

—Esto será un verdadero fastidio.

Matrimonio. Mujeres. Los O'Brien. Odio. Poder.

Esas malditas palabras no dejan de rondar por mi mente.

—Disculpe, señor.

—¿Qué pasa?

—Me temo que el señor O'Brien no ha dejado de insistir en que asista a una cita a ciegas con una familia influyente de Francia. ¿Qué desea que haga?

—Es obvio que el abuelo quiere que me case a través de un matrimonio de conveniencia solo para reproducirme como conejo.

—Cancelaré la cita.

—Déjalo.

—Señor.

—Iré a esa estúpida cita con tal de que me dejé en paz por unos días. Organiza todo y avísame.

—Sí señor.

—¿A qué hora es la invitación de los O'Connor?

—Será hoy en el restaurante, el gran imperio a las siete. Señor.

—Bien, prepara mi traje.

—Entendido.

—Me pregunto quién será digno de liderar esa familia, después de todo, el matriarcado es más fuerte que el patriarcado en ellos.

—¿Eh?

—Vete.

—Sí.

Qué más da con que asista a una sola cita, con tal de tener paz, aunque sea por unos días, aguantar media hora será suficiente. El mayor problema ahora será la invitación de hoy, aunque los O'Brien odien a las O'Connor, ellos siempre han sido respetuosos con nosotros. No sé si lo hacen para no tener problemas con nosotros o es simplemente que no somos de su interés. Sin embargo, esta es la primera vez que nos invitan a una de sus celebraciones. Hemos coincidido en algunos lugares antes, pero eso es porque han sido otras personas quienes organizaban las invitaciones, por tanto, no teníamos más opción. Pero, nunca entablamos conversación. Esta será la primera vez.

Horas más tarde comienzo a prepararme para asistir al banquete que van a realizar. Sabía que los O’Brien estarían ofendidos en cuanto se enterarán de que asistiría al banquete, lo que no me esperaba es que se enterarían tan pronto.

—¿A dónde crees que vas, Callum?

—¿Importa?

—Soy tu madre, no deberías hablarme de esa manera.

—Si sabes a donde iré, ¿para qué me preguntas?

—Tu abuelo y toda la familia está furiosa, todos piensan que será un error que asistas a ese banquete que los O’Connor han preparado. Sabes muy bien que ambas familias han estado en guerra por decanas y, ¿aun así, asistirás?

—Sí.

—¿Por qué?

—Asistirá personas importantes de otras partes del mundo…

—Y eso, ¿qué?

—Los O’Brien aún no entablan una alianza con esas personas, ¿Acaso no debería aprovechar esta oportunidad? Puede que ninguno de ustedes entienda el motivo y no es que me importa. Ahora, debo irme.

Me acerco a ella y le doy un beso en la frente para irme sin decir nada. Soy muy decisivo y será imposible para ella hacer que cambie de opinión. Ninguno podrá.

—Todo está listo, señor.

—Bien, vámonos antes de que todos aparezcan, no estoy de humor.

—Sí señor. ¿Está seguro de esto, señor?

—No lo sé. Pero, tengo el presentimiento de que algo bueno surgirá esta noche.

—¿Es por eso que desea asistir al banquete?

—Sí. Ahora concéntrate en conducir, no quiero ningún accidente esta noche.

—Entendido, señor.

Mi instinto me dice que debo asistir a este banquete y la curiosidad en mí es más fuerte que lo que opinan los O’Brien. Sus opiniones y lo que hagan no me importa en absoluto. Después de todo, yo soy el líder, no ellos.

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