5. Las dos caras de la moneda

Al llegar al nivel requerido sus caminos se separaron, Gabriela fue la primera en bajarse del ascensor y Luis solo pudo verla alejarse con pasos llenos de seguridad, él fue el siguiente en bajar y se dirigió al departamento de Recursos Humanos para pedir el expediente de aquella pelirroja de ensueño.

Una vez se hizo del documento pensó que debía hacer a partir de lo que descubriera allí, quizá desenterrar el pasado era un error, pero ¿si tu vida se había detenido en aquella época no desearías resolverlo?

Pasados unos minutos cuando Gabriela se disponía a dar inicio a la reunión con su grupo de trabajo tocaron a la puerta y una vez entró el que había interrumpido, se sorprendió de que se tratara nuevamente de Luis, internamente le dio satisfacción pues parecía estarse volviendo loco en tan poco tiempo, pero también tenía claro que no deseaba que la desviara de su objetivo principal.

—Buenos días, a todos.

—¿Necesita algo?, ¿puedo ayudarle?

—Vengo con la intención de asistir a la reunión, me gustaría participar, aunque no se trate de mi área de especialidad.

Gabriela estuvo a punto de girar sus ojos, ¿es que aquel hombre no le daría un respiro?, definitivamente la capacidad de insistir no la había cambiado en tantos años, pero ella no le daría el gusto de sacarla de sus casillas ni que notara su perturbación.

—Está bien, Doctor, puede tomar asiento donde guste—, todos los asistentes estaban asombrados a la par de maravillados, siendo el director no solía asistir ni siquiera a sus propias reuniones y ahora estaba allí como uno más, entre ellos, además era no solo reconocido por su conocimiento y prestigio sino muy admirado por todos, así que al menos ellos se sentían felices.

—Bien ahora que todos estamos acá, en primer lugar quiero presentarme, yo soy la doctora Gabriela Brennan y estaré a partir del día de hoy liderando el excelente equipo que conforman, no deseo que me vean como una jefa, mi lema es trabajar como un engranaje bien aceitado, un equipo sincronizado que podamos saber y apoyar las actividades de todos, respecto a lo personal suelo fomentar el concepto de familia, por lo cual la confianza será el valor más importante que debemos mantener, seamos honestos…..

Mientras la doctora da su discurso de bienvenida los recuerdos se apoderan de Luis, Once años antes, la otra cara de la moneda…, pequeños flashes de todos estos años.

Todavía podía recordar aquella noche que la habia visto por ultima vez como si fuera ayer, el rostro sonrojado y húmedo de Gabriela mientras lloraba y la lluvia le mojaba, —Pensé que no te volvería a ver, dijeron que te ibas del país y que no volverías nunca, no es cierto, ¿verdad?

—Es la verdad, no nos veremos nunca más—, no le había quedado más que mentir para no arrastrar a aquella chica inocente en su desastrosa vida.

Inocentemente había preguntado ¿Por qué? y el mintió en decirle que no sentía nada por ella, que no era nadie en su vida, ¿Quién le diría que luego se tragaría sus palabras?, pues además de su hija lo único verdadero, puro y hermoso fue esa etapa junto a ella.

A la mañana siguiente de aquel día en que fue cruel con la mujer que tenía enfrente ante el desprecio de su madre e indiferencia de su padre partió rumbo a Escocia, su abuelo paterno un ex militar le estaba esperando para como decía su madre transformarlo de la basura en que se había convertido, en un hombre digno de portar su apellido y heredar su imperio, Luis sabía que aquella decisión era simplemente para cubrir las apariencias ante la sociedad, socios y clientes, para su madre lo más importante era el prestigio y él no lo pondría en peligro.

Los primeros días fueron difíciles, desintoxicarse del alcohol y las drogas a su estilo no convencional era toda una prueba, en un principio lo amarraba cuando tenía las crisis y luego lo obligaba a hacer trabajos forzados, atender la hacienda, los animales y cuanta cosa podía para mantenerlo ocupado.

Su abuelo de manera brusca lo había salvado y a pesar de que en muchas oportunidades lo odio y hasta le paso por la mente dejarlo morir de alguna manera le había abierto los ojos a la realidad, en especial a quien era su madre realmente.

—¡Ejem, ejem! —, la voz de Gabriela lo sacó de su ensoñación.

—Disculpe, ¿me preguntó algo? —, y todos sonrieron con cierta pena.

—¿Está de acuerdo con la decisión que se tomó? —, ella apenas podía contener la risa para no terminar con la broma, pues tenía unos minutos que le había observado distraído y les había comentado a los otros que le preguntaría cualquier cosa para demostrar lo que no se debía hacer en una reunión de tal índole, lo cuál era distraerse.

—Bueno, me gustaría discutirla con usted posteriormente a la reunión si es posible.

De pronto estalló la risa colectiva incluyéndola a ella, —En realidad doctor no he dicho absolutamente nada referido a una pregunta, solo le tomé el pelo para demostrarle a mi personal que aspiro que no se distraiga en el futuro como usted lo estaba haciendo en este momento.

—Me disculpo con todos, en especial con usted, no volverá a pasar.

El resto de la reunión estuvo totalmente concentrado, participó, dio su opinión y hasta sus aportes fueron tomados en cuenta por Gabriela, siempre fue un hombre inteligente y preparado por lo que aquello no le sorprendía en lo más mínimo, una vez terminaron cada uno se fue retirando hasta quedar completamente solos, momento en el que Luis aprovecho para cerrar la puerta e impedir que saliera del lugar.

—Tenemos que hablar y no acepto un no por respuesta.

— Supongo que como se trata de algo laboral nos reuniremos en tu oficina— , lo decía pues era completamente de cristal así que por mucho que deseara tener algún avance con ella no se atrevería a quedar expuesto.

— Pensaba invitarle a almorzar y así tenemos un poco más de privacidad.

— Tal como lo dije antes, hoy es mi primer día de trabajo y deseo concentrarme en las actividades relacionadas con mi personal y pacientes, tengo mucho por hacer, pero si usted desea me puedo reunir en algún espacio que tenga durante la jornada o también puede ser en otro momento.

— De acuerdo, por favor, entonces en mi consultorio hoy a las 6:30 de la tarde—, a esa hora el personal administrativo no estaría y también le daría oportunidad suficiente de leer su expediente e investigarla un poco.

— Está bien, entonces estaré allí a esa hora—, Gabriela no tenía idea del horario administrativo así que no se preocupó, por otra parte, debía mantener la calma, pues tarde o temprano se enfrentaría a él, así que ¿para qué prolongarlo mucho más?

Apenas llegó a la oficina Luis leyó el expediente, solo contenía sus estudios y desarrollos profesionales, pero nada de su vida personal, quería saber si estaba casada, si tenía hijos, que había pasado todos estos años con ella, de hecho, el único dato importante era su número de teléfono pues la dirección, de contratación seguía siendo Irlanda.

Asi que era allí donde se había escondido todo este tiempo pensó, cuando regresó el intento saber sobre su paradero sin obterner resultado, pero esta vez no se quedaría con los brazos cruzados, asi qué contrató un investigador le dio toda la información que pudo, solo quedaba esperar.

Una vez se hizo la hora estimada un poco dudosa fue hasta la oficina de Luis, lo primero que notó es que ni su asistente ni secretaria estaban, de hecho, el piso estaba completamente vacío, lo cual la puso nerviosa, pero cuando entró y observo que tenía entre sus manos una carpeta se tensó aún más.

—Lo sé todo, en mis manos tengo tus secretos…

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