Y entonces lo vi. Esa mirada mostrando que ya no le importaba en sus ojos, los cuales se oscurecían mientras su lobo se mostraba. Él de verdad iba a atacar.
Él dio dos pasos hacia adelante, su cuerpo se preparó y entonces...
“¡Suficiente!”, le grité, cargando mi voz con la autoridad del heredero B