“Estoy bien, gracias”, respondió él. “Me alegro de verte”.
Escuchar su voz casi me hizo perder la compostura. Pude ver en sus ojos lo que realmente me estaba diciendo y eso solo hizo que las cosas fueran mucho más difíciles.
Me aclaré la garganta y traté de volver a centrarme. “Lo mismo digo”.
Ha