58. No somos estúpidos
Jason
La desesperación y la rabia me está matando. Han pasado más de ocho horas desde que se llevaron a Hanna y la m*****a policía solo habla de operativos y planear movimientos. Me puedo pasar sus movimientos por los huevos.
Nada más en pensar que ese hijo de puta se atrevió a enviarme una foto de Hanna… Dios, de Hanna en el suelo, golpeada, hace que la sangre me hierva y las ganas de matarlo se multipliquen.
Escucho como el detective vuelve a rectificar el número de personas que harán parte del rescate y decido que he escuchado suficiente.
—¡ES SUFICIENTE!
Mi grito enmudece de inmediato el lugar. El detective impidió que me fuera directo a la ubicación de Hanna cuando la conseguí y ahora me tiene aqui perdiendo el tiempo cuándo ese maldito puede estar haciendo quien sabe que cosas a la gatita.
—Señor Thompson debe…
—¡Cierra la m*****a boca!— La policía se remueve incomoda al escucharme, pero me vale madre—No voy a esperar un maldito segundo más, ¡¿ACASO NO ESCUCHASTE LA LLAMA