Narra Benjamín
Emily seguía estando extraña, muy callada, pero sonreía cuando la miraba, intentando fingir que nada le molestaba.
—¿Quieres tomar algo? ¿quizá comer algo? —le pregunté al llegar a la mansión.
—No, estoy bien.
Ella caminaba directo a las escaleras, como si ya quisiera irse a la habitación.
—¿Te irás a dormir?
—Sí, ya estoy muy cansada, fue un día bastante largo.
—No son ni las siete de la noche, ¿de verdad quieres ir a la cama?
Ella asiente, pero me da de nuevo esa sonrisa fingida que no me convence.
Sabía lo que estaba pasando, pero no quería poner palabra en su boca. Sé que ha notado mi actitud, más por mencionar lo de la boda de Camila y Albert.
—Señor, ya está en casa.
La ama de llaves me recibe.
—¿Quiere cenar ahora o más tarde? puede decirle a la señora de la cocina que prepare la mesa.
—No, está bien… pero, si quiero un trago ¿podría pedir que lo preparen para mí?
—Sí, de inmediato.
Que Emily estuviera así me hacía sentir mal. Pues no quiero tener esta sensación,