Capitulo Catorce
Odiaba ver las cosas tiradas. Por eso pagaba a personas para que limpiasen su espacio. El mismo no tiraba nada, pero cuando tenía actividad con sus padres, prefería pagar a un equipo de limpieza.
—Eres tan desagradable, toda tirada ahí. Levántate. — le ordenó pateando las sábanas.
Nala lo miró como si él fuera el mismo diablo.
No pudo evitar sonreír.
Perfecto, la mujer lo odiaba, así era mejor. No le dolía nada lo que ella estuviera sufriendo o pasando.
—Eres un maldito idiota. — dijo ella con la mandíbula apretada y los ojos verdes centelleantes.