Epílogo
3 años después.
Narra Ámber.
No puedo creer que ya pasaron 3 años desde aquel día que entré por primera vez a la casa de Vladimir en busca de un trabajo. Sin imaginar que ese susodicho pondría mi mundo patas para arriba.
Aunque tuvimos que pasar por buenos y malos momentos, supimos salir adelante. Y juntos enfrentar cualquier obstáculo, cualquier situación que se nos interpusiera en el camino.
Hoy estoy sumamente feliz al lado de mi sexi y bello lobo, tengo todo lo que un día quise tener, y le doy gracias a la Diosa Luna por esta gran vida que me ha dado.
— ¡¡¡Amor!!! — escuché a Vladimir gritar.
Corro a toda prisa para ver qué ha pasado, y al llegar me encuentro con una imagen sumamente graciosa de mi Alfa e hija. Pues Verónica una vez más hizo de las suyas.
Vladimir se encuentra cubierto de maquillaje, pintado igual que un payaso. Al parecer se volvió a quedar dormido en el sillón