La mansión Prescott estaba misteriosamente silenciosa. Todas las ventanas se hallaban cerradas y las luces internas se encontraban apagadas. Como si adentro no hubiese nadie, pero ellos sabían que la manada se hallaba allí, podían sentirlos.El exterior estaba iluminado aunque desértico, solo podía verse a algunos guardias rondar los alrededores, muy atentos a ellos.Además de miembros de la guardia de Armand, reconocieron a lobos de otras manadas. Eso puso a Eric en alerta.—Papá no está solo —dijo, y repasó los alrededores con recelo.—Lo sé. El muy cobarde quiere evitar que lo rete a un duelo, se aferra al liderazgo de la manada como puede.Eric miró a su hermano con precaución mientras entraban a la casa. ¿De verdad Maddox estaba dispuesto a enfrentar a su alfa esa misma noche? ¿Tan enfadado se encontraba que no hallaba una solución menos violenta a aquel problema?Él todavía no terminaba de convencerse. Una revuelta en la manada no le resultaría beneficiosa. Si su padre ganaba, l
Alana se encontraba en el hotel tratando de controlar su ansiedad. Había querido ir con Maddox a la mansión de los Prescott, pero él no se lo permitió. No quería exponerla.Odiaba estar encerrada, no se le daba bien esperar a que otros resolvieran los asuntos que podían afectarla, pero comenzaba a entender que aquella situación era demasiado compleja.Tanto, que le costaba entenderla, sobre todo, las reacciones de los demás.—Va a estar bien —le aseguró Kyle al aparecer en la terraza donde ella se encontraba.—Armand es un lobo perverso —se quejó, ceñuda y cruzada de brazos.—Más que un lobo, yo lo considero un zorro. Astuto y aprovechado.—¿Perteneciste alguna vez a su manada?—No, por suerte. Mi familia formaba parte de una manada ya extinta que estuvo ubicada al oeste de Maine, en Jackman, muy cerca de la frontera con Canadá.—¿Se extinguió hace veinte años, por la gran masacre? —preguntó curiosa.—No. Se extinguió tiempo después, por la segunda gran masacre que han estado cometien
Maddox regresó al hotel con los miembros del equipo de Kyle. Eric se quedó en la mansión intentando mediar con su padre, para él era imprescindible hacerlo entrar en razón.Al llegar al estacionamiento su rabia se desató al ver a Aaron esperándolo, con la parte baja de su espalda recostada en la carrocería de su convertible.—Maldito hijo de puta —mascó mientras bajaba de la vans y se aproximaba a él.Aaron se incorporó para enfrentarlo, podía sentir la energía de su lobo a pesar de que lo contenía al encontrarse en un lugar rodeado por humanos.—Así que por fin despertaste —dijo a modo de burla, pero a Maddox no le resultó gracioso. Le estampó un puñetazo en la cara que por poco lo tumba al suelo.—Eres un miserable traidor.Aaron se limpió la gota de sangre que salió de su boca y lo miró con enfado.—Nunca imaginé que la situación interna de la manada Prescott fuese tan conflictiva. Ustedes supuestamente son un ejemplo a seguir según el consejo de lobos.Maddox sonrió con ironía.—¿
Maddox entró al hotel hallando a Kyle en la recepción hablando con Ryan.—¿Qué sucede? —preguntó al acercarse y ver que ambos tenían expresión preocupada.—En Sutton atacaron la colonia de los Barrett —confesó Ryan—. Hablé hace unos minutos con Kurt y me informó que se están refugiando en las montañas. También detuvieron el barco pesquero donde trabaja Spencer, piensan que los delataron.—¿Qué sucedió en la colonia de los Barrett? —quiso saber él.—Destruyeron todas las casas y se llevaron detenidos a muchos de los humanos porque están solicitados por la policía en otras ciudades de Maine, en Sutton se escondían para evitar sus condenas. Buscaban específicamente a Gunter, a Igor, a Tanner y a Mortimer, justo a los cuatro lobos del grupo. Kurt les alertó a tiempo porque un policía amigo le había pasado la información, son los militares quienes hacen esos allanamientos, no la policía.—¿Los del G24?—A esa isla fueron tres avanzadas del ejército —reveló Kyle—. Me enteré que dos de ellas
Maddox entró en la habitación. A pesar de encontrarse las luces encendidas, no se oían movimientos.Él sabía que Alana estaba adentro, tranquila, podía presentir su presencia y sus emociones. Al llegar a la cama la vio acostada de lado, sin zapatos y por completo dormida.La agitación que había tenido esos días por lo sucedido en la isla y en la mansión la dejó agotada.Apagó las luces y se quitó los zapatos para acostarse junto a ella, también de lado y de cara a la loba. La observó con detalle mientras dormía, fascinado por su respiración serena.Como tenía el ceño fruncido le acarició con delicadeza la frente con un dedo hasta lograr que se relajara. Luego no pudo evitarlo más y continuó repasando su bello rostro con delicadeza.La hizo sonreír dormida y hasta susurrar su nombre en medio de un gemido. Eso lo hizo sentirse poderoso.Ella pensaba en él, soñaba con él, lo deseaba de la misma forma en que él la deseaba, era más que evidente.Allí estaba frente a su hembra, una que habí
El dictamen de Maddox los inquietó a todos, sobre todo, a Armand, y más cuando vieron que Alana lo apoyaba, declarando que no iría a ninguna parte sin él.Aquello dejaba sentado que, a pesar de que Maddox aún no la había reclamado como su hembra, entre ambos existía un sentimiento poderoso que ambos aceptaban por completo.—Hija, tienes que pensarlo mejor —intentó mediar Francine cuando le dieron la oportunidad de estar a solas con la loba, en la habitación que le habían concedido.—Lo he pensado mucho estas semanas. Maddox es mi predestinado, quiero estar con él.—Es muy pronto para tomar una decisión de ese calibre, más aún, si tu vida no está estabilizada. Yo te recomiendo que se den un tiempo para que tú conozcas a tu manada y todos los recuerdos de tu madre. Luego, veremos cómo se desarrollan las cosas.—Quiero conocer a los Leblane, saber quién era mi madre, cuáles eran sus sueños y sus preferencias, pero voy a hacerlo de la mano de Maddox. Él es mi estabilidad.Francine suspiró
Mientras Alana hablaba con su tía en su habitación, Maddox se reunió con su padre y con Gustav Leblane en un salón de reuniones del hotel, que Kyle les había gestionado para que tuvieran privacidad.—Escucha, muchacho, no sé exactamente qué ha sucedido entre mi sobrina y tú, pero entiende que ella de ahora en adelante será protegida por la manada Leblane —expuso Gustav encarando a Maddox con severidad.El macho alfa se irguió con prepotencia, aunque guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón en un gesto de control total de sus emociones.—Entiendo que pretendan obtener mucho de ella ahora que recién la han descubierto, pero comprendan que no hallaron a una hembra sola, asustada y desamparada. Alana es una loba alfa llena de convicción y determinación, con una familia humana a cuestas que no piensa soltar por nada del mundo y quien ya halló a su macho predestinado. Ustedes no la incluirán en su vida, tienen que meterse con inteligencia en la de ella si desean recuperar el lazo fa
Cuando Maddox entró en la habitación, Francine se inquietó. Enseguida se despidió de Alana y quedó de reunirse con ella durante el almuerzo para que siguieran conversando.Al salir, le dedicó una mirada cargada de desprecio al lobo que este le respondió de la misma manera.—¿Qué sucedió? —quiso saber él.—Insiste en llevarme a Canadá por un tiempo.—¿Y tú qué deseas? —Alana lo observó con pesar y nerviosismo—. ¿Qué deseas? —insistió Maddox, sumido en una gran tensión. Temía su respuesta.—Deseo estar contigo, pero tú no quieres estar conmigo.—¿Por qué dices eso?—Porque le das muchas largas a lo nuestro. Aseguras que soy tu hembra, pero no me reclamas. Creo que lo haces porque sabes que conmigo perderás mucho más que tu manada.Él recostó la espalda en la pared, como si lo hubiesen abatido con un golpe.—Me da igual lo que pierda o no, nunca he tenido nada en realidad, siempre he sido un lobo relegado. Lo hago porque no quiero imponerte nada. No quiero ser como ellos.Alana lo observ