Capítulo 58: Una advertencia.

Paula observó con atención la tarjeta, en el sobre en letras doradas estaba impreso: Señor Juan Andrés Duque, y esposa.

«¡Pero no soy esposa de verdad!»

—¿Irma es amiga de Mariela? —cuestionó Paula sintiendo su pecho agitado.

—Desde hace años, son muy buenas amigas —comentó Andrés, le quitó la tarjeta de las manos a Paula y la rompió—. No vamos a ir a esa fiesta, no voy a permitir que vuelvan a humillarte, conozco demasiado bien a Mariela, y que nos haya invitado no debe ser para nada bueno.

Paula tembló, y recordó su imprudencia, había pecado de inocente.

—Me acordé que dejé abierta la puerta del gallinero, y no vas a querer encontrarte a Juancho o Leoncio en la cocina. —Salió con rapidez de la casa, dejando a Juan Andrés, desconcertado.

Paula sacó su móvil del bolsillo de su pantalón, caminaba de un lado a otro impaciente.

—Hola, Paula, ¿todo en orden? —investigó al otro lado de la línea María Paz.

—Sucedió algo terrible señora —avisó Paula con la voz temblorosa, y le narró
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