Capítulo III

POV Irene: 

La cabeza me daba vueltas, apenas había logrado dormir algo, toda la información de la noche anterior aún me daba vueltas en la cabeza, con pereza estiré la mano a mi mesa de noche para revisar mi teléfono donde tenía un mensaje de Marie alias mi esposa de mentiras, ya que nuestra amistad según todos parece un matrimonio.

 [Esposa: 

¿Realmente saliste a una cita ayer? Como tu muy falsa esposa, me siento traicionada de no enterarme antes que nadie y aparte que fuera Samantha la que me dijera. Tenemos que hablar jovencita. ]

Al terminar de leer el mensaje no pude evitar reír de manera suave, comprobando la hora, me levanté lentamente, entre tanto tipeaba la respuesta. 

[Lil— Nene: 

No fue una cita, dios te tengo que contar, pero tengo una consulta en media hora, después de eso pasó por tu oficina para contarte. Ten café para mi pobre alma desdichada, no he dormido nada.]

Dejando el teléfono en la cama corrí a arreglarme para ver a mi único paciente del día, después de eso iría con Marie para preguntarle que pensaba de todo esto que estaba sucediendo antes de ir hasta la oficina del señor Navarro. 

Unos minutos después ya me encontraba lista para salir hasta mi consultorio, terminando de recoger las carpetas que necesitaría ese día aparte del fulano contrato, Nico apareció en mi cuarto batallando con su corbata, al verlo deje todo en la mesa; acercándome para socorrerlo. 

— Buenos días Iry… ¿Qué has reflexionado sobre el contrato?— Pregunto mi hermano, mirándome con súplica. A lo que yo suspire suavemente, acomodándole la corbata. — Iry, prometo compensarte en serio y bueno también apoyarte…

— Buenos días, intenso.— Respondí suavemente y al terminar le golpeé suavemente la frente a mi hermano. — Si voy a aceptar, pero no me presiones, aun entre nosotros hay una conversación pendiente. Me voy, diles a los demás que desayunaré con Marie. 

Mi hermano pareció relajarse ante mis palabras, por lo que sonreí levemente antes de volver a tomar mis cosas y salir de casa con rapidez. Desde la noche anterior sabia que debía decir que si, y luego a leer el contrato, me termine de convencer. Era un trato justo, aunque necesitaba negociar el tema de los horarios, ya que independientemente de eso tampoco es que tuviera mucha opción, la deuda era alta para lo que cobrábamos mi hermano y yo. 

Casi dos horas después, me encontraba sentada en la oficina de Marie, esperando a que ella reaccionara posterior a contarle todo, teniendo el contrato frente a mí. Mi mejor amiga estaba como ida aunque poco a poco la ira se iba formando en su rostro. 

— Cabrón… Tu hermano se pasa. — Gruño mi amiga pasándose una mano por el cabello antes de tomar el contrato y revisar ella misma su contenido. 

Marie y yo, hemos sido amigas los últimos 15 años, es decir, nos conocemos desde que yo tenía 10 y ella unos 12 años, y no se llevaba bien con mi hermano, ni un poco. Marie Silva es abogada, corta melena rubia, ojos negros, de una altura aproximada de 1,70 cm, contextura delgada y cuerpo atlético. Un suspiro lento llamó mi atención, la rubia se encontraba soltando el contrato antes de volver a pasarse la mano por el cabello. 

— Realmente es un buen contrato y las condiciones para ti no son malas; sin embargo, sigue sin gustarme todo este tema, Irene. — Me dijo mi compañera de aventuras antes de menear la cabeza.— Si bien alguno de los dos se enamora de alguien, más el contrato termina, y uno de los términos es que no estás obligada a ningún tipo de interacción íntima.

—Algo no te cuadra.— Susurre. 

— Así es, quizás solo quiera encubrir que no batea para este lado. En fin, si estás decidida no te diré que no lo hagas porque ni ayudándote yo también, podríamos pagar ese dinero. — Comento suavemente antes de tomar un poco de agua.— Cuenta conmigo para cualquier cosa, ¿está bien?, 

—Si mi amor.— Respondí de manera melosa antes de levantarme y abrazarla suavemente, recogiendo en el proceso el contrato.— Te llamo después de que me reúna con él. 

— Más te vale. — Gruño en respuesta antes de darme una palmada en la espalda.— Suerte y largo que tengo una reunión. 

Riendo asentí antes de salir de la oficina con un pequeño trote. Ya solo me quedaba ir hasta aquel hombre para firmar el acuerdo entre nosotros, por lo que llamando un taxi, lo más confiada que pude fui hasta su encuentro. 

Al llegar al edificio principal del grupo Navarro, me sentí completamente diminuta y buscando más valor del que tenía me adentre en aquel lugar, no fue mucho problema llegar hasta la oficina de Enzo, pues él había avisado que ese día yo iría para allá.  

Dentro de su oficina, revisando unos documentos, se encontraba el mismo castaño de la noche anterior, solo que esta vez su semblante era serio y distante, parecía estar regañando a la persona que estaba con el cuándo yo entre en la oficina, el silencio reino en la sala. 

— Lo siento, me dijeron que entrara directamente, puedo esperar afuera. — Dije anunciándome. 

— No pasa nada, estaba esperándote Irene. — Respondió Enzo mirándome de manera amable antes de volver su mirada a la persona que estaba con él.— González corrige esto ahora y quiero un nuevo informe antes del final de la tarde, eres el responsable de tu equipo y si este no está dando su 100 % es tu responsabilidad. Vete. — Ordeno al hombre frente a él, que murmuro una diminuta disculpa antes de salir de la oficina. En ese momento la mirada jade, volvió a posarse en mí. — Espero que me tengas buenas noticias. 

Asintiendo suavemente caminé hasta él tomando asiento, intentando parecer tranquila y aclarándome la garganta sonreí algo tensa.

— Voy a aceptar el acuerdo, pero quiero que negociemos unas cosas, señor Navarro, ¿Es posible? — Dije en tono claro y según yo calmado. 

— Claro que sí, pero dime Enzo, no más formalidades entre nosotros.— Respondió el hombre frente a mí.— Te escucho atentamente. 

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