—No puedo hacer esto, ella me odia —le decía a mi lobo, viendo cómo ella se iba, determinada a no darme ni una oportunidad.
—Tenemos que seguir a mate no la podemos dejar sola —Connor toma el control; él lo necesitaba y yo no podía negárselo.
La observé y la observé por un buen tiempo. Demonios, el