El cosquilleo en mi cabeza me hizo abrir los ojos, los brazos de Ranzes rodeaban mi cintura y una de sus piernas estaba sobre las mías. Giré sobre la cama para quedar frente a él y poder contemplar su bello rostro.
— Buenos días- Mi voz sale como un susurro
— Buenos días mi amor, ¿dormiste bien?- Froto mis ojos despacio, los siento muy pequeños. - Hannah quiero que duermas conmigo, en mi cama-. Espera… ¡¿que?!. El sueño se va por completo de mi organismo.
¡En su cama!.
-¿En tu habitación?, ¿Cómo un matrimonio?- En realidad yo creí que esperaríamos un poco más, pero si eso quiere mi esposo eso le voy a dar.
-Si, en el lugar que te corresponde, como debió ser siempre y que por mi idiotez no pude darte, pero me arrepiento y quiero remediarlo- Recibo caricias cálidas en mi cara y por último me besa en los labios.
Amo sus besos.
-Si eso quieres está bien- Lo abrazo con fuerza y recargo mi mejilla en su pecho, escuchando los latidos de su corazón.
-Bueno, dejemos los mimos para después,