Eran más que un batallón, Damiel pensaba que serían miles contra unos pocos guerreros, pero aun así no tendría piedad, no le importaba que ese Alpha fuera su sobrino y compartieran la misma sangre, pues su ser estaba mucho más corrompido que antes, el que tenía el control de su cuerpo era Arotz.

—Como les dije anteriormente entraremos por los túneles los acorralaremos en un solo sitio y le daremos muerte a todos sin escatimar a nadie —decreta Damiel dando las primeras órdenes. —Que empiecen a cruzar —Ordenó con tono neutro.

Eran cuatro portales y cuatro grupos todos estaban mezclados, como si de una manada se tratase.

—Amor y yo que haré —Pregunto la bruja.

—Haz lo que te venga en gana —Le dijo Damiel ya cansado de ella.

—Te daré un hermoso regalo, los hijos de la demonía y el Alpha Supremo, ese es un gran regalo—El aura de aquella bruja era oscura.

—Y como harás eso, no puedes controlar la magia de las demás brujas

—Soy la bruja más poderosa que tienes a tu lado Damiel, así que al me