Capítulo 49. Lo que ganamos al postergar lo inevitable
Aunque Leonid sabía que debían regresar no tenía ganas de hacerlo, y como Aisha tampoco quería hizo una fogata y se comunicó con Kaiser, le indicó que daría una asamblea a medianoche, aún faltaban unas horas.
Aisha lo miró con simpatía.
—Nada ganamos con postergar lo inevitable, debemos enfrentar a la manada.
—Te demostraré que podemos ganar —le indicó Leonid con picardía.
Leonid la abrazó y le hizo cosquillas en la cintura y Aisha rio feliz como niña pequeña.
—Tu risa es la misma —dijo él con cariño.
Aisha se puso seria.
—Cambiará, todo en mí cambiará —expresó con tristeza, y con determinación dijo—: Pero hay algo que puedo garantizarte, te amaré hasta con mi corazón vuelto piedra, eso no cambiará jamás, por lo que me reste de vida.
Leonid sonrió y le dio un beso en la mejilla.
—Siempre estuve seguro que podía contar contigo, promesa de meñique.
Aisha se echó a reír cuando él le ofreció el meñique como cuando eran niños y ella lo tomó con el de ella.