Capítulo 03. En la boca del lobo

   Leonid estaba en shock en medio de un bosque congelado y Aisha junto a él miraba a todas partes.

   —Bueno, ahora sí Leonid, deja salir a ese lobo.

   — ¿Dónde demonios estamos? —Preguntó Leonid—. Está nevando, ¿en Los Ángeles?

   —Geográficamente estamos en Siberia.

   — ¡Siberia! —Gritó Leonid y su voz resonó con eco— ¿Te refieres a Rusia?

   —Ajá…

   —Debo estar soñando —susurró con las manos temblando—, entonces movió su cabeza.

   «Cálmate Leonid, la magia no existe» Se dijo a sí mismo.

   «Que estrecho de mente eres, acaso crees que ese físico atrayente era solo suerte, eres un hombre lobo»

   Leonid negándose a escuchar a su lobo interno manifestó tronando los dedos.

   —Esto es una broma, sí, eso es… es utilería de película, estoy en la nieve y no tengo frío y ni siquiera tengo abrigo, ¡Dominic, bien jugado, puedes salir ya te descubrí!

   —Leonid ¿A quién llamas? —Le preguntó Aisha y no entiende su actitud—. Ya basta de bromas te digo a ti, ya basta de huir a tu destino, eres un licántropo y ya desperté a tu lobo, te toca tomar tu responsabilidad.

   —Señorita, escuche bien, ni usted ni yo podemos transformarnos en lobo.

   —Claro que yo no puedo, soy una hechicera y también tu mate.

   —¿Qué demonios es un mate?

   Aisha unió sus cejas.

   —¿De verdad no tienes idea de qué te hablo?

   Leonid negó con la cabeza.

   —Le digo que se equivocó de persona.

   Aisha se acercó a él y tomó su mentón y observó sus ojos.

   Por un efímero momento a Leonid se le aceleró el corazón y puede sentir el aroma a Aisha y se queda obnubilado mirando sus hermosos ojos mirarlo.

   —Eres tú —susurró ella—. Tus ojos tan claros, tu expresión que no cambió desde que eres un niño, eres mi Leo y yo tu Isha.

    Aullidos de lobos se oyeron y eso rompió el momento íntimo entre ambos.

   —¿Eso son lobos reales? —Preguntó Leonid— ¿O los de cuentos de terror en los que crees?

   —No quisiera que nos encontráramos con ninguno, no podemos quedarnos aquí.

   —En eso estamos de acuerdo, no entiendo cómo llegamos aquí, pero debo regresar.

   Aisha hizo una mueca de impaciencia.

   —¿Y ahora qué hago contigo? —Inquirió Aisha—. No entiendo porque no puedes recordar, mi madre te hechizó para que olvidaras, pero debió finalizar cuando cumpliste los 16 años.

   «Hay un muro en su mente, al que no puedo acceder, podría ser un hechizo» Informó el lobo.

   —Si estuviera mi madre, ella podría saber qué hacer contigo.

   —Aisha, como te explico para que comprendas…

   —¡Schh! —Le indicó ella que callara y puso las manos en su cabeza, trató de ver el muro del que hablaba el lobo y ciertamente chocó contra él. Era magia y la repelió al punto de que ambos se echaron atrás con una descarga eléctrica.

   — ¿Qué me hiciste? —Preguntó Leonid furioso.

   —No tienes un hechizo, creo que es un maleficio.

   Aisha le dio la espalda para revisar sus brazos ya que dolían y como sospechó la maldición avanzó un poco más al exponerse a lo que encontró en Leonid.

   —Por eso no me recuerdas, te han hecho un maleficio —...Aisha volteó y no vio a Leonid, él estaba caminando a paso rápido alejándose de ella—. ¡Leonid, espérame!

   Aisha corrió hasta alcanzarlo.

   —¡Me drogaste! —Leonid acusó a Aisha.

   —Yo no hice tal cosa, puedes sentir a tu lobo dentro de ti.

   «Ya se lo dije y no me cree» Expuso el lobo con impaciencia

   — ¡No existen los hombres lobos! —Gritó Leonid—, obviamente tienes un delirio de licantropía y obsesión conmigo, aléjate de mí.

   « ¿Qué tiene de malo nuestra luna?, no importa si es hechicera es nuestra y es muy hermosa» Reclamó su lobo.

   —Necesito un chequeo médico, soy yo quien delira —dijo Leonid asustado.

   «Delirio, delirio, ¿no te sabes otra enfermedad?» Se burló el lobo y Leonid se agarró la cabeza tratando de frenar la voz que lo aturde.

   —¿Estás bien? —Preguntó Aisha—, ya sé porque no puedes recordar nada, te han hecho un maleficio.

   —¡No! —Enfatizó Leonid con las manos en la cabeza—. No me siento bien.

   —Ahora mismo no puedo enfrentar lo que te pasa…

   —¿Por qué me trajiste aquí? ¿Qué es lo que pretendes conmigo? Y si vuelves a decir maleficio no sé de lo que seré capaz —exclamó furioso y desesperado al verse solo con Aisha que la cree loca en un bosque aterrador.

   —Debes reclamar tu manada, pero primero debes prepararte, porque las cosas han cambiado si te niegas a aceptar.

   Leonid paró y tomó aire para calmarse.

   —Lo siento Aisha, yo no voy contigo a ninguna parte, ahora por favor haz tu truco, hechizo o lo que sea y devuélveme a mi consultorio.

   —Aunque quisiera ya no puedo hacerlo.

   —¡¿Cómo que no puedes?!

   —No puedo usar magia indiscriminadamente, me hace daño, debemos seguir a pie.

   —¿Seguir a dónde? ¡Estamos en un maldito bosque congelado!

   —No lo sé, debemos confiar en tu lobo, él nos dirá el camino.

   «Mi nombre es Akron, querida» Intervino el lobo.

   —Mucho gusto, Akron —musitó Aisha sonriendo—, es raro escucharte en mi mente.

   —Dímelo a mí —objetó Leonid—, es como si estuviéramos en la misma onda de pensamiento donde un ente parasitario con conciencia nos habla.

   « ¡Parásito!, ¿me llamaste parásito?, si pudiera te patearía el trasero» Se quejó Akron indignado.

   «Oh diosa madre, ¿por qué me castigas con semejante humano tan idiota?» Se lamentó Akron

   —Apenas pueda regresar estudiaré esto, publicaré en una revista médica cómo erradicar un extraño virus que genera delirio de personalidad múltiple...

   «Cállate humano, ya aburres, nadie querrá pagar por leer lo que dices, ya sabemos quién es el más interesante aquí»

   —No puedes decirle a ningún humano lo que te pasa —expresó Aisha espantada—, los sobrenaturales debemos guardar el secreto de nuestra existencia.

   —Pues te informo que el secreto se ha filtrado, puedes conseguir historias de hombres lobos, vampiros y toda clase de seres mágicos en novelas de terror y romances absurdos —exclamó Leonid con ironía.

   Aisha estaba nerviosa, ella no conoce estas tierras y siente que literalmente se metió en la boca del lobo.

   —Akron, ¿a dónde podemos conseguir ayuda para que Leonid pueda entender lo que significa ser un Alfa de manada? —Preguntó Aisha.

   «Con mi Beta y mi Delta, detecto su efluvio al norte, no están con la manada. Aunque los problemas llegaron a nosotros» advirtió Akron.

   —¿Qué problemas? —Preguntó Aisha.

   Una patrulla de lobos se puso frente a ellos en cuestión de segundos, Leonid quedó petrificado al verlos gruñir y mostrar sus filosos dientes.

   —¿Querías lobos?, ahí los tienes y no tienen aspecto de bienvenida —susurró Leonid.

   —Akron, es buen momento para salir —murmuró Aisha.

   «No puedo tomar el mando, Leonid me bloquea»

   —Leonid, confía en tu lobo y permítele que salga —suplicó Aisha —. ¡Rápido!

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