Acarició la suave piel semitransparente que quedaba bajo el impenetrable escudo y sus ojos podían ver al enorme corazón latiendo frente a ella, sus venas recorriendo el fuerte pecho, pura vitalidad que él le ofrecía y ella la tomaría.
“Yo Aysling Allen, Nahara de la manada Sombra de Garras, te acep