La pobre mente de Ophelia no aguantó tanta presión y miedo.
“¡Aisling concéntrate en lo tuyo, yo cuido de tu hermana! ¡Si no podemos ayudar a su mate, nunca nos perdonará!”
Lucian le rugió haciéndose cargo de Ophelia y Aisling miró hacia la batalla de masacre, dentro del escudo.
Solo pudo sacar