Dos enormes lobos, uno blanco y otro negro, mortales y fieros, surcaban la noche rumbo a la mansión.
Lucian confiaba en sus hijos Alfa, para que cuidaran a sus mujeres.
“Tengo aquí a Charlie y está dispuesto a ser intercambiado” Aisling le dijo a Lucian.
“Aisling, pero Charlie…”
“No te preocupes