Akira iba del brazo de su hermano sonriendo y sintiéndose tan especial, era el día en que descubriría si era una loba o no y aunque le daba curiosidad tenía miedo de no ser lo que ella esperaba y decepcionar a todos especialmente a naim, el siempre le había dejado claro que sea una loba o no él siempre estará para ella, pero sus inseguridades la llevaban siempre a pensar lo peor.
Ambos hermanos se dirigieron por el pasillo hacia la sala donde habían flores entre blancas y rojas por todo el lugar y globos dándole un toque festivo a toda la casa ambos se detuvieron en la gran puerta a esperar que sean las 12 para que estas sean abiertas para que ambos salgan a celebrar y a mostrar sus respectivos lobos o eso creían ellos.
—¿como te sientes Akira?—
le pregunto Arturo a su hermanita mirándola con amor y tranquilidad
—estoy nerviosa por lo que pueda pasar en realidad, solo espero que todo salga bien no quisiera decepcionarlos—
Akira recostó su cabeza en el hombro de su hermano y este le