CAPÍTULO 25. JENA

Son las dos de ls tarde y mi estomago ruge como un León, Jeff me hablo para informarme que la madre y los cachorros se encontraban bien y toqué la puerta de la pequeña habitación para decirle a Jena.

—¿Dime? – mi ritmo cardíaco se aceleró y mi corazón bombeaba tan fuerte que me dolía el pecho.

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