No se me ocurrió que tuviera tanta resistencia. Él y "yo" lo hicimos cuatro veces antes de parar. Por lo que parecía, se había quedado dormido conmigo y nos estábamos abrazando.
Pronto, su respiración se volvió uniforme, e incluso empezó a roncar. Por fin me atreví a moverme. Le quité con cuidado el