Todos aplaudían al son del ritmo, mientras André sostenían a Mariane, que estaba cumpliendo su primer año.
En ese momento su hermanita Ada, de 2 años y medio, estaba en las piernas de su abuelo, Pierre, mientras Sophie se apresuraba a encender la vela.
Mariane intentó soplar cuando su padre se lo pidió, pero fue el mismo André quien la ayudó a apagarla de prisa, para que los aplausos hicieran que ella se riera del entusiasmo.
Samara vio a su pequeña aplaudir, y luego se giró hacia Ada, que se rascaba los ojos, un poco seria.
Entre sus dos bellas hijas había una diferencia abismal con respecto a sus personalidades. Ada se parecía más a André, era seria, y no se reía de cualquier chiste o juego. Quitaba la mirada exacta como su padre, aunque ambas se parecían mucho a Samara.
Por otra parte, Mariane era siempre alegre, muy risueña, y demasiado cariñosa, y aunque André veía por los ojos de Ada, Mariane lo desarmaba con su dulzura.
Samara vio como Sophie cortó un pastel. Había muy poc