El taxi se estaciona y nosotras bajamos a una velocidad alucinante, el hombre está casi lanzando nuestras maletas con lo apurada que nos vemos, no le estoy dando mucha importancia a la situación porque las cosas frágiles están en mi mochila y mi mochila va en mi espalda.
Tomo la maleta con una mano y con mi otra mano tomo la de Camila y estamos corriendo como locas por el aeropuerto. Cuando estuvimos de venida no me detuve a mirar mucho porque cargaba un sueño abismal, pero ahora, ahora las cosas no están bien a mí alrededor.
Siento como mis pies desaceleran y siento la mano de Camila tirar de la mía, pero llego a un punto en que simplemente no estoy caminando, ella está desesperada mirando hacia los lados para imagino saber a donde debemos ir pero su rostro se llena de intriga cuando gira y me mira.
Tengo la cabeza ladeada mirándola a ella por lo que debe ser unos