Brock
—¿Qué has dicho?— le pregunté súbitamente. No podía ni volver a pensar en el tema, necesitaba ayuda para entender esto que parecía ser un giro fundamental en los acontecimientos. Me acercaba a ella paso a paso mientras ella no me respondía, se limitaba a abrazarse las rodillas y a mecerse con evidente agitación.
—Mi nombre es… Azaleia— dice con duda al inicio, pero dice el nombre con convencimiento. Tiembla un poco y me mira de reojo para luego apartar la mirada.
—Yo… soy una criada y…— dice ella y yo me desespero, la interrumpo.
—¡Basta! — le grito y ella se echa para atrás con miedo.
—Por favor… tiene que escucharme… por favor— dice y yo me alejo bruscamente.a proseguir con el guardado de las cosas del campamento.
En mi camino lanzo cosas, guardo todo a los golpes. Me ofende terriblemente, pero realmente lo que más me molesta es haber caído en su trampa. Todos estos días tranquilos y… casi felices, ella y yo.
Las cenas tranquilas, su media sonrisa cuando me veía llegar a la